Aunque es muy pronto para saberlo y hace falta mucha investigación, un estudio publicado en la revista Science podría abrir las puertas para que, en un futuro, la obesidad sea tratada con las bacterias que habitan en el intestino de los seres humanos delgados.
El estudio, liderado por el Jeffrey Gordon, de la Universidad de Washington, en St. Louis (Estados Unidos), y su colega Vanessa Ridaura, demostró que la composición de las bacterias que están en la microbiota intestinal (el término flora intestinal ya no se utiliza en medicina) de personas flacas y obesas es diferente.
La microbiota intestinal la constituyen microorganismos que se hallan en el tracto gastrointestinal y no son dañinas para el ser humano. William Otero, director del programa de Gastroenterología de la Universidad Nacional, explicó que estas bacterias “producen vitaminas, impiden que las bacterias patógenas nos invadan y metabolizan sustancias extrañas para el cuerpo”.
Esta investigación podría representar un paso en el desarrollo de probióticos (organismos vivos que cuando se ingieren en cantidades adecuadas ejercen un efecto benéfico) y de regímenes alimentarios personalizados, que ayudarían a tratar o prevenir la obesidad.
El estudio
Los científicos encontraron pares de gemelos humanos en los que uno era obeso y el otro, flaco, y luego transfirieron sus bacterias a los intestinos esterilizados de ratones. Los que recibieron las bacterias de personas obesas ganaron más peso que aquellos a los que les inyectaron microbios intestinales de personas delgadas.
También descubrieron que, con la dieta adecuada, sería posible cambiar las bacterias de la microbiota de una persona obesa. Los investigadores encerraron a los ratones flacos y obesos en una jaula y les dieron dos regímenes alimentarios: uno bajo y otro alto en grasas saturadas.
Alimentados con el régimen sano, los ratones obesos adquirieron las buenas bacterias intestinales de sus compañeros delgados y modificaron su metabolismo.
Aunque aún hay que descubrir qué tipo de bacteria es la responsable de surtir ese efecto, Jeffrey Gordon le dijo al diario The New York Times que “eventualmente a las personas se les podrán dar, como tratamiento, mezclas de bacterias que induzcan a la delgadez”.
Su argumento es apoyado por Michael Fischbach, profesor de la Universidad de California, quien afirmó que “el siguiente paso será posiblemente el de usar las bacterias del intestino para tratar la obesidad mediante el trasplante de las heces de personas delgadas”.
Por su parte, Óscar Ovalle, neonatólogo de la Clínica La Colina, dijo que este estudio tiene mucho sentido. “Hay investigaciones que demuestran –agregó–que hay bacterias que influyen en que la persona sea obesa o no. Una de ellas, publicada en el 2012 en American Journal of Human Biology, concluyó que los bebés recién nacidos que reciben lactancia materna tienen bacterias diferentes de los que son expuestos a fórmulas lácteas”.
Otero afirmó que las bacterias de la gente gorda pueden tener una composición que facilite la absorción de sustancias como los carbohidratos, las harinas y el azúcar.
Fuente.- eltiempo.com
El estudio, liderado por el Jeffrey Gordon, de la Universidad de Washington, en St. Louis (Estados Unidos), y su colega Vanessa Ridaura, demostró que la composición de las bacterias que están en la microbiota intestinal (el término flora intestinal ya no se utiliza en medicina) de personas flacas y obesas es diferente.
La microbiota intestinal la constituyen microorganismos que se hallan en el tracto gastrointestinal y no son dañinas para el ser humano. William Otero, director del programa de Gastroenterología de la Universidad Nacional, explicó que estas bacterias “producen vitaminas, impiden que las bacterias patógenas nos invadan y metabolizan sustancias extrañas para el cuerpo”.
Esta investigación podría representar un paso en el desarrollo de probióticos (organismos vivos que cuando se ingieren en cantidades adecuadas ejercen un efecto benéfico) y de regímenes alimentarios personalizados, que ayudarían a tratar o prevenir la obesidad.
El estudio
Los científicos encontraron pares de gemelos humanos en los que uno era obeso y el otro, flaco, y luego transfirieron sus bacterias a los intestinos esterilizados de ratones. Los que recibieron las bacterias de personas obesas ganaron más peso que aquellos a los que les inyectaron microbios intestinales de personas delgadas.
También descubrieron que, con la dieta adecuada, sería posible cambiar las bacterias de la microbiota de una persona obesa. Los investigadores encerraron a los ratones flacos y obesos en una jaula y les dieron dos regímenes alimentarios: uno bajo y otro alto en grasas saturadas.
Alimentados con el régimen sano, los ratones obesos adquirieron las buenas bacterias intestinales de sus compañeros delgados y modificaron su metabolismo.
Aunque aún hay que descubrir qué tipo de bacteria es la responsable de surtir ese efecto, Jeffrey Gordon le dijo al diario The New York Times que “eventualmente a las personas se les podrán dar, como tratamiento, mezclas de bacterias que induzcan a la delgadez”.
Su argumento es apoyado por Michael Fischbach, profesor de la Universidad de California, quien afirmó que “el siguiente paso será posiblemente el de usar las bacterias del intestino para tratar la obesidad mediante el trasplante de las heces de personas delgadas”.
Por su parte, Óscar Ovalle, neonatólogo de la Clínica La Colina, dijo que este estudio tiene mucho sentido. “Hay investigaciones que demuestran –agregó–que hay bacterias que influyen en que la persona sea obesa o no. Una de ellas, publicada en el 2012 en American Journal of Human Biology, concluyó que los bebés recién nacidos que reciben lactancia materna tienen bacterias diferentes de los que son expuestos a fórmulas lácteas”.
Otero afirmó que las bacterias de la gente gorda pueden tener una composición que facilite la absorción de sustancias como los carbohidratos, las harinas y el azúcar.
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