Querida comida grasosa e hipercalórica:
Soy una mujer profesional de 43 años, y nada me gusta más que pensar en ti. Mientras desayuno, ya estoy imaginando el almuerzo, y así se mantiene mi mente distraída, con la ilusión del próximo bocado. Como bien conoces, mi vida es sedentaria, permanezco sentada frente a un computador y el mayor ejercicio que hago es sacar durante diez minutos a mi perro, Paté, al parque vecino. He venido notando que, con el paso de los años, la talla de mi ropa ha aumentado, pero siempre pienso que es pasajero y por eso mi clóset está lleno de prendas en las que ya no quepo, pero que adoro. Mantengo la esperanza de que algún día me volverán a servir.
Eres una compañera fiel, nunca me fallaste cuando estaba triste, feliz, aburrida, cansada o con mucho estrés. Te confieso que, algo nerviosa, fui a hacerme los últimos chequeos médicos y me encontraron los triglicéridos y el colesterol altos. Fue entonces cuando el doctor, algo preocupado, me comenzó a hablar mal de ti.
Me dijo que eres una mala compañía, adictiva y perjudicial para mi salud, una droga letal. Que es el momento de comenzar a pensar en mi cuerpo y mi mente. Y luego me leyó las últimas cifras publicadas sobre obesidad, que crecen alarmantemente día tras día, tanto entre niños como entre adultos.
Soy una mujer profesional de 43 años, y nada me gusta más que pensar en ti. Mientras desayuno, ya estoy imaginando el almuerzo, y así se mantiene mi mente distraída, con la ilusión del próximo bocado. Como bien conoces, mi vida es sedentaria, permanezco sentada frente a un computador y el mayor ejercicio que hago es sacar durante diez minutos a mi perro, Paté, al parque vecino. He venido notando que, con el paso de los años, la talla de mi ropa ha aumentado, pero siempre pienso que es pasajero y por eso mi clóset está lleno de prendas en las que ya no quepo, pero que adoro. Mantengo la esperanza de que algún día me volverán a servir.
Eres una compañera fiel, nunca me fallaste cuando estaba triste, feliz, aburrida, cansada o con mucho estrés. Te confieso que, algo nerviosa, fui a hacerme los últimos chequeos médicos y me encontraron los triglicéridos y el colesterol altos. Fue entonces cuando el doctor, algo preocupado, me comenzó a hablar mal de ti.
Me dijo que eres una mala compañía, adictiva y perjudicial para mi salud, una droga letal. Que es el momento de comenzar a pensar en mi cuerpo y mi mente. Y luego me leyó las últimas cifras publicadas sobre obesidad, que crecen alarmantemente día tras día, tanto entre niños como entre adultos.
Me niego a ser parte de ese 52 por ciento de la población colombiana con sobrepeso y por eso te escribo esta carta de despedida. Decidí cambiar mis hábitos alimenticios, acompañada de mejores amigas, más saludables y buenas para mi organismo; seguro te añoraré, pero no será imposible reemplazarte. Chao, frituras, grasas saturadas, comidas procesadas y de paquete, embutidos y golosinas. Bienvenidas las verduras, la quinua, los pescados, las carnes magras, los granos, las nueces y las frutas. Mis nuevas consejeras serán las escaleras, las largas caminatas y el yoga. Comienzo un nuevo reto y no volveré a sucumbir ante tus tentadores antojos publicitarios.
Deseo de corazón que no sigas haciendo de las tuyas; eres una plaga que se debe exterminar. Sinceramente, Margarita.
Deseo de corazón que no sigas haciendo de las tuyas; eres una plaga que se debe exterminar. Sinceramente, Margarita.
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