La obesidad representa una verdadera bomba de tiempo en el Reino Unido. Las estadísticas de la Unión Europea confirman que los británicos son los más obesos en el viejo continente.
Justo por eso, las autoridades políticas y médicas están buscando desesperadamente nuevos métodos innovadores en la lucha por una vida saludable de sus ciudadanos.
Una de las iniciativas es darles incentivos financieros a los habitantes: se planea pagar a los padres de familia para que tomen decisiones saludables. Por ejemplo, el gobierno londinense distribuirá miles de cupones de un equivalente a 80 dólares, para que los adultos compren frutas y verduras para sus hijos.
Otro plan, aun más radical, es forzar a los desempleados obesos a ejercitarse más y perder peso; las facilidades, como piscinas y gimnasios se les ofrecerán gratis. Pero si un individuo rechaza las recomendaciones de su médico, y no se ejercita, arriesgará perder parte de sus pagos sociales.
"Como una nación, ya no podemos gastar casi 8 mil millones de dólares anuales, que es el costo de la obesidad. Necesitamos acción. Y tenemos muchas ideas interesantes, aunque también hay sugerencias menos útiles. Una cosa es muy obvia: la acción es nuestra única opción", señala Johnathan Carr-West, del organismo gubernamental LGIU.
Pero algunos expertos en salud advierten que es difícil cambiar los hábitos de la gente y que los castigos pueden tener resultados inesperados.
"Las pruebas muestran que la misma gente debe establecer sus metas. Los programas exitosos anti-obesidad comprobaron que la coerción no es una opción realista, porque no produciría ningún resultado positivo", dice Graham Rowan, de la Asociación de manejo de la obesidad.
Uno de cada cuatro adultos británicos es obeso. Si no se toman medidas drásticas durante la próxima década el numero de los ciudadanos con graves problemas de sobrepeso en el Reino Unido se incrementara hasta los 15 millones.
Justo por eso, las autoridades políticas y médicas están buscando desesperadamente nuevos métodos innovadores en la lucha por una vida saludable de sus ciudadanos.
Una de las iniciativas es darles incentivos financieros a los habitantes: se planea pagar a los padres de familia para que tomen decisiones saludables. Por ejemplo, el gobierno londinense distribuirá miles de cupones de un equivalente a 80 dólares, para que los adultos compren frutas y verduras para sus hijos.
Otro plan, aun más radical, es forzar a los desempleados obesos a ejercitarse más y perder peso; las facilidades, como piscinas y gimnasios se les ofrecerán gratis. Pero si un individuo rechaza las recomendaciones de su médico, y no se ejercita, arriesgará perder parte de sus pagos sociales.
"Como una nación, ya no podemos gastar casi 8 mil millones de dólares anuales, que es el costo de la obesidad. Necesitamos acción. Y tenemos muchas ideas interesantes, aunque también hay sugerencias menos útiles. Una cosa es muy obvia: la acción es nuestra única opción", señala Johnathan Carr-West, del organismo gubernamental LGIU.
Pero algunos expertos en salud advierten que es difícil cambiar los hábitos de la gente y que los castigos pueden tener resultados inesperados.
"Las pruebas muestran que la misma gente debe establecer sus metas. Los programas exitosos anti-obesidad comprobaron que la coerción no es una opción realista, porque no produciría ningún resultado positivo", dice Graham Rowan, de la Asociación de manejo de la obesidad.
Uno de cada cuatro adultos británicos es obeso. Si no se toman medidas drásticas durante la próxima década el numero de los ciudadanos con graves problemas de sobrepeso en el Reino Unido se incrementara hasta los 15 millones.
Fuente.- esmas.com
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