Han pasado 17 años desde que iniciamos con el tratamiento de la obesidad usando una Banda Gástrica Ajustable con técnica laparoscópica.
La empezamos a usar primordialmente debido a que la Banda Gástrica era una medida de escaso riesgo operatorio para el obeso.
En comparación con las otras técnicas que se hacían para el manejo de la obesidad, como el Bypass Gástrico y la Gastroplastía Vertical, que tenían una alta mortalidad, la Banda Gástrica tuvo gran aceptación, en gran medida porque no tenían que hacerse “abiertas” y en parte porque las otras significaban una mayor complejidad técnica que se encontraba poco estandarizada y que involucraba sitios en donde se podrían presentar fallas.
Por este último motivo, los programas Americanos de obesidad que involucraban el Bypass Gástrico excluían a muchos pacientes de los tratamientos, poniendo requisitos que solo cubrían a un pequeño segmento de pacientes muy obesos.
La Banda Gástrica encontró un sitio ideal en donde representaba para el médico y el paciente un sencillo manejo y control postoperatorio, una gama mayor de pacientes a ser tratados y la ventaja además de ser de menor costo para los pacientes.
El beneficio de las técnicas laparoscópicas por fin había llegado para el tratamiento de la Obesidad, las prohibiciones para operar laparoscópicamente a los pacientes con sobre peso y obesidad habían terminado al demostrase que había mayor seguridad, la Banda Gástrica también contribuyó a ello.
Por así decirlo, la Banda Gástrica también abrió el camino para tratar la obesidad desde otro enfoque, por medio del cual al paciente ya no se le provocaba desnutrición para lograr el objetivo de perder peso sino se le provocaba exclusivamente una restricción para alimentarse abundóntemente.
La técnica consiste hasta hoy en día en introducir el dispositivo inflable a través de una de las pequeñas heridas y colocarla en la parte más alta del estomago, con un tiempo operatorio promedio de 40 minutos.
Hemos sido testigos y en algunos casos responsables de los muchos cambios habidos en el campo de la Cirugía desde entonces hasta el momento actual.
Con la llegada de nuevas técnicas operatorias para tratamiento de la Obesidad como la Manga Gástrica en el 2006, la Plicatura Gástrica en el 2010 o la sofisticación, estandarización y refinación de técnicas ya existentes pero hechos con técnica laparoscópica, como en los casos del Bypass Gástrico y del Bypass Duodenal, ahora los médicos contamos con un número mayor de opciones para el tratamiento operatorio de la Obesidad y más importante, de la epidemia llamada actualmente Enfermedad Metabólica (que incluye uno o varios de los siguientes: hipertensión, diabetes, ácido úrico o colesterol elevado).
También hemos atestiguado la irrupción de las técnicas endoscópicas en el campo de la Obesidad, es decir, con un tubo flexible de fibra óptica acondicionado con una cámara que se introduce por la boca, se colocan dispositivos intra-luminales como los balones intra-gástricos o el uso del llamado preservativo intestinal (la Manga Endoscópica o Endo-Barrier) cuyo fin y mayor beneficio por el momento, es poner en condiciones óptimas operatorias al paciente descompensado, para hacer posteriormente un procedimiento “definitivo” pasado un tiempo y que el procedimiento seleccionado sea hecho de manera más segura.
Con este crisol de opciones, es fácil que los módicos y los pacientes se confundan, duden o tomen decisiones equivocadas sobre el procedimiento que aplica para ellos.
La empezamos a usar primordialmente debido a que la Banda Gástrica era una medida de escaso riesgo operatorio para el obeso.
En comparación con las otras técnicas que se hacían para el manejo de la obesidad, como el Bypass Gástrico y la Gastroplastía Vertical, que tenían una alta mortalidad, la Banda Gástrica tuvo gran aceptación, en gran medida porque no tenían que hacerse “abiertas” y en parte porque las otras significaban una mayor complejidad técnica que se encontraba poco estandarizada y que involucraba sitios en donde se podrían presentar fallas.
Por este último motivo, los programas Americanos de obesidad que involucraban el Bypass Gástrico excluían a muchos pacientes de los tratamientos, poniendo requisitos que solo cubrían a un pequeño segmento de pacientes muy obesos.
La Banda Gástrica encontró un sitio ideal en donde representaba para el médico y el paciente un sencillo manejo y control postoperatorio, una gama mayor de pacientes a ser tratados y la ventaja además de ser de menor costo para los pacientes.
El beneficio de las técnicas laparoscópicas por fin había llegado para el tratamiento de la Obesidad, las prohibiciones para operar laparoscópicamente a los pacientes con sobre peso y obesidad habían terminado al demostrase que había mayor seguridad, la Banda Gástrica también contribuyó a ello.
Por así decirlo, la Banda Gástrica también abrió el camino para tratar la obesidad desde otro enfoque, por medio del cual al paciente ya no se le provocaba desnutrición para lograr el objetivo de perder peso sino se le provocaba exclusivamente una restricción para alimentarse abundóntemente.
La técnica consiste hasta hoy en día en introducir el dispositivo inflable a través de una de las pequeñas heridas y colocarla en la parte más alta del estomago, con un tiempo operatorio promedio de 40 minutos.
Hemos sido testigos y en algunos casos responsables de los muchos cambios habidos en el campo de la Cirugía desde entonces hasta el momento actual.
Con la llegada de nuevas técnicas operatorias para tratamiento de la Obesidad como la Manga Gástrica en el 2006, la Plicatura Gástrica en el 2010 o la sofisticación, estandarización y refinación de técnicas ya existentes pero hechos con técnica laparoscópica, como en los casos del Bypass Gástrico y del Bypass Duodenal, ahora los médicos contamos con un número mayor de opciones para el tratamiento operatorio de la Obesidad y más importante, de la epidemia llamada actualmente Enfermedad Metabólica (que incluye uno o varios de los siguientes: hipertensión, diabetes, ácido úrico o colesterol elevado).
También hemos atestiguado la irrupción de las técnicas endoscópicas en el campo de la Obesidad, es decir, con un tubo flexible de fibra óptica acondicionado con una cámara que se introduce por la boca, se colocan dispositivos intra-luminales como los balones intra-gástricos o el uso del llamado preservativo intestinal (la Manga Endoscópica o Endo-Barrier) cuyo fin y mayor beneficio por el momento, es poner en condiciones óptimas operatorias al paciente descompensado, para hacer posteriormente un procedimiento “definitivo” pasado un tiempo y que el procedimiento seleccionado sea hecho de manera más segura.
Con este crisol de opciones, es fácil que los módicos y los pacientes se confundan, duden o tomen decisiones equivocadas sobre el procedimiento que aplica para ellos.
Hay que contemplar que son muchos factores que influyen en la decisión de la elección del procedimiento bariátrico para perder peso, algunos son del tipo médico-quirúrgico y otros, los más, son del tipo económico y los relacionados con la pobre información del paciente y familiares.
Les corresponde a los Cirujanos Bariatras (los responsables de tratar la Obesidad) el informar a los pacientes en forma ética, clara y adecuadamente, de todas estas opciones, teniendo en consideración las ventajas y desventajas de cada una de ellas, los cambios a los que los pacientes se verán sometidos en sus hábitos personales, en su ambiente familiar y contemplando también las complicaciones que pudieren presentarse.
Dr. Arturo Rodríguez Leyva
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