Hoy, todas las escuelas tienen lineamientos sobre los alimentos que pueden venderse dentro de las instalaciones, ello con el propósito de no fomentar un problema de gran peso que empeora día con día: la obesidad infantil. Sin embargo, ésta es una más de las políticas al vapor que a la larga no servirán para enderezar al país y continuamos en el camino correcto para colapsar al sistema de salud y poseer una de las sociedades más gorditas del planeta.
Ello en opinión del politólogo Jorge Javier Romero, quien en su libro Obesidad, ¿qué hacer? Políticas al vapor, problema de peso, expone que el sobrepeso requiere soluciones que van más allá de atacar a la industria de los alimentos, “los niños no engordan en las escuelas, lo hacen en sus casas a lado de sus padres”, dijo en entrevista.
La genética, falta de actividad física y un cambio en la oferta de entretenimiento han sido la combinación perfecta para que hoy México sea el ganador de más niños con sobre peso y obesidad.
La especie humana evolucionó con escasez de alimento y mucha actividad física. Durante 150,000 años, los seres humanos fueron recolectores y luego, 10,000 años más, agricultores. El cazador o el recolector de antaño ahora tienen tataranietos y choznos que están detrás de un escritorio y un mostrador.
Entender y hablar del problema de obesidad en el país requiere ampliar el pensamiento más allá de asignar un culpable y entender que se trata de un conjunto de modificaciones culturales y en la economía global.
REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA Y... OBESOGÉNICA
En Estados Unidos, a principios del siglo XX, 75% de la población era rural y sólo 25% era urbana; en cambio hoy, sólo 5% de la población se dedica a la agricultura y esta nación es el principal exportador de alimentos en el mundo.
Las crisis malthusianas, teoría que establece que el crecimiento de la población se efectúa de manera geométrica mientras los recursos para la supervivencia se hacen en progresión aritmética, sólo comenzaron a superarse durante el último siglo y en México es un fenómeno que tiene escasos 60 años, “ha habido una revolución tecnológica que ha hecho que tengamos una disponibilidad de alimentos como nunca en la historia”.
No es la importación de productos lo que está provocando la obesidad en México, explica el experto, en el país existe un cambio cultural que ha promovido una oferta de alimentos tremendamente obesogénica que se gesta en la economía informal: tortas de tamal, tacos fritos, quesadillas remojadas en manteca; las denominadas fritangas y antojitos mexicanos.
La división del trabajo y economía en el país se ha modificado en las últimas décadas de tal manera que ambos padres de familia salen a trabajar, imposibilitados de cocinar en casa. “Ahora la gente come fuera, a la hora que puede, con los que puede”.
Echarle la culpa a las grandes cadenas es limitar las soluciones. La industria puede normarse y conseguir pactos; sin embargo, la economía informal ha sido incapaz de regularse.
El problema aquí es la oferta, “¿Y cómo combatirla?”, cuestiona el especialista. Y se contesta que lo ideal sería que el Estado pusiera reglas tanto a los vendedores ambulantes como a las empresas, pero en realidad la política de prohibición no resuelve el verdadero problema de salud, por ende, lo que debe hacerse es educar a la población, sugiere el autor de Obesidad...
Lo fundamental es que hay que educar la demanda y, para ello, tiene que haber grandes campañas públicas que se enfoquen en enseñarle a la gente a comer.
“En lugar de andar gastando dinero en decirnos que los políticos hicieron lo que tenían que hacer para vivir mejor, si el Estado gastara todos esos recursos públicos en campañas de sanidad, a lo mejor comenzaríamos a ver resultados”.
Fuente.- eleconomista.com.mx
Ello en opinión del politólogo Jorge Javier Romero, quien en su libro Obesidad, ¿qué hacer? Políticas al vapor, problema de peso, expone que el sobrepeso requiere soluciones que van más allá de atacar a la industria de los alimentos, “los niños no engordan en las escuelas, lo hacen en sus casas a lado de sus padres”, dijo en entrevista.
La genética, falta de actividad física y un cambio en la oferta de entretenimiento han sido la combinación perfecta para que hoy México sea el ganador de más niños con sobre peso y obesidad.
La especie humana evolucionó con escasez de alimento y mucha actividad física. Durante 150,000 años, los seres humanos fueron recolectores y luego, 10,000 años más, agricultores. El cazador o el recolector de antaño ahora tienen tataranietos y choznos que están detrás de un escritorio y un mostrador.
Entender y hablar del problema de obesidad en el país requiere ampliar el pensamiento más allá de asignar un culpable y entender que se trata de un conjunto de modificaciones culturales y en la economía global.
REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA Y... OBESOGÉNICA
En Estados Unidos, a principios del siglo XX, 75% de la población era rural y sólo 25% era urbana; en cambio hoy, sólo 5% de la población se dedica a la agricultura y esta nación es el principal exportador de alimentos en el mundo.
Las crisis malthusianas, teoría que establece que el crecimiento de la población se efectúa de manera geométrica mientras los recursos para la supervivencia se hacen en progresión aritmética, sólo comenzaron a superarse durante el último siglo y en México es un fenómeno que tiene escasos 60 años, “ha habido una revolución tecnológica que ha hecho que tengamos una disponibilidad de alimentos como nunca en la historia”.
No es la importación de productos lo que está provocando la obesidad en México, explica el experto, en el país existe un cambio cultural que ha promovido una oferta de alimentos tremendamente obesogénica que se gesta en la economía informal: tortas de tamal, tacos fritos, quesadillas remojadas en manteca; las denominadas fritangas y antojitos mexicanos.
La división del trabajo y economía en el país se ha modificado en las últimas décadas de tal manera que ambos padres de familia salen a trabajar, imposibilitados de cocinar en casa. “Ahora la gente come fuera, a la hora que puede, con los que puede”.
Echarle la culpa a las grandes cadenas es limitar las soluciones. La industria puede normarse y conseguir pactos; sin embargo, la economía informal ha sido incapaz de regularse.
El problema aquí es la oferta, “¿Y cómo combatirla?”, cuestiona el especialista. Y se contesta que lo ideal sería que el Estado pusiera reglas tanto a los vendedores ambulantes como a las empresas, pero en realidad la política de prohibición no resuelve el verdadero problema de salud, por ende, lo que debe hacerse es educar a la población, sugiere el autor de Obesidad...
Lo fundamental es que hay que educar la demanda y, para ello, tiene que haber grandes campañas públicas que se enfoquen en enseñarle a la gente a comer.
“En lugar de andar gastando dinero en decirnos que los políticos hicieron lo que tenían que hacer para vivir mejor, si el Estado gastara todos esos recursos públicos en campañas de sanidad, a lo mejor comenzaríamos a ver resultados”.
Fuente.- eleconomista.com.mx
http://www.thebariatric.com
http://www.bandstersforum.com
http://www.bandagastricaonline.com
Twitter: @bandagastrica
Síguenos en Facebook: http://www.facebook.com/banda.gastrica
http://www.bandstersforum.com
http://www.bandagastricaonline.com
Twitter: @bandagastrica
Síguenos en Facebook: http://www.facebook.com/banda.gastrica
No hay comentarios:
Publicar un comentario