Michelle Obama, se pone al frente de los defensores de la comida sana en su país y va a publicar un libro donde explica cómo funciona el huerto que tiene instalado en la Casa Blanca.
La primera dama de EU hablará de los beneficios de la comida sana y de los alimentos frescos y cultivados en huertos, como el que ella misma instaló en una zona de los jardines de la Casa Blanca en marzo de 2009, dos meses después de llegar a la residencia presidencial.
Fotografías de ese huerto y de otros creados en escuelas de Estados Unidos, a imagen del de la Casa Blanca, ilustrarán el libro, según Crown Publishing Group, que indica que se publicará en abril del próximo año y que advierte también que Michelle Obama no aceptó ningún adelanto económico por la obra y que donará todos los beneficios a obras de caridad.
Según un comunicado difundido por esta editorial, las hijas del matrimonio presidencial, Malia y Sasha, fueron las "catalizadoras" del cambio en los hábitos alimenticios de la familia e inspiraron a su madre para montar el huerto en la zona sur de la Casa Blanca, conocida como el "jardín de la victoria" después de que Eleanor Roosevelt lo bautizara así durante la Segunda Guerra Mundial.
Michelle Obama lidera la campaña contra la obesidad "Let's Move!", y así, por ejemplo, hace poco trató con el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, sobre los llamados "desiertos de comida", zonas con alta población de latinos y negros que carecen de tiendas de productos frescos, como frutas y verduras.
Este término, "desiertos de comida", fue popularizado por Mari Gallagher, del Mari Gallagher Research & Consulting Group en Chicago, en 2006, después de que se le encargara un estudio en el que se identificaron varias áreas de la ciudad donde unas seiscientas mil personas viven sin acceso a comida nutritiva.
En estos "desiertos de comida" hay unos 124 mil niños y existe una relación directa entre la comida que está disponible para esta población y los niveles de salud.
Y es en estos núcleos urbanos sobre los que Michelle Obama quiere influir para cambiar sus hábitos de alimentación y frenar esa plaga bíblica estadounidense que es la obesidad.
Pronto, en enero de 2012, la familia Obama va a cumplir tres años como residente en la Casa Blanca, y Michelle siempre ha expresado su deseo de que su familia continúe llevando una vida normal con alimentación sana y ejercicios físicos incluidos.
El premio del esfuerzo
El pasado mes de agosto, Michelle Obama reconocía, en una entrevista para la revista Better Homes and Gardens, que comenzó a darse cuenta de que algunas prendas le quedaban más estrechas y decidió pasar más tiempo en el gimnasio, lo que según indicaba a la publicación "le ha merecido la pena".
Incluso se permitía bromear sobre quién, si el Presidente o ella, se hallaba en mejor forma física: "Siempre me burlo de él y le digo que estoy en mejor forma, pero yo puedo entrenar más tiempo, él es el Presidente".
Precisamente, la voluntad de Michelle para que su familia llevara una vida más saludable le inspiró los comienzos de su campaña "Let's Move!", contra la obesidad y con el fin de promover un estilo de vida "agradable y divertido".
"La diversión es una parte que está olvidada en todo esto pero, cuando estábamos creciendo, no hacíamos ejercicio, sino que jugábamos al escondite o saltábamos a la comba", decía en Better Homes and Gardens.
Sin embargo, la esposa de Barack Obama no oculta su pasión por las hamburguesas: el pasado 3 de agosto celebró el final de las largas negociaciones sobre el techo de la deuda invitando a su equipo al restaurante Good Staff, una concurrida hamburguesería cercana al Capitolio.
Pero es el propio presidente Obama quien trata de ocultar a su esposa su afición por las hamburguesas y los perritos calientes cuando sale de Washington. "No se lo cuenten a Michelle", suele decir, bromeando, cuando cae en la tentación.
Fotografías de ese huerto y de otros creados en escuelas de Estados Unidos, a imagen del de la Casa Blanca, ilustrarán el libro, según Crown Publishing Group, que indica que se publicará en abril del próximo año y que advierte también que Michelle Obama no aceptó ningún adelanto económico por la obra y que donará todos los beneficios a obras de caridad.
Según un comunicado difundido por esta editorial, las hijas del matrimonio presidencial, Malia y Sasha, fueron las "catalizadoras" del cambio en los hábitos alimenticios de la familia e inspiraron a su madre para montar el huerto en la zona sur de la Casa Blanca, conocida como el "jardín de la victoria" después de que Eleanor Roosevelt lo bautizara así durante la Segunda Guerra Mundial.
Michelle Obama lidera la campaña contra la obesidad "Let's Move!", y así, por ejemplo, hace poco trató con el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, sobre los llamados "desiertos de comida", zonas con alta población de latinos y negros que carecen de tiendas de productos frescos, como frutas y verduras.
Este término, "desiertos de comida", fue popularizado por Mari Gallagher, del Mari Gallagher Research & Consulting Group en Chicago, en 2006, después de que se le encargara un estudio en el que se identificaron varias áreas de la ciudad donde unas seiscientas mil personas viven sin acceso a comida nutritiva.
En estos "desiertos de comida" hay unos 124 mil niños y existe una relación directa entre la comida que está disponible para esta población y los niveles de salud.
Y es en estos núcleos urbanos sobre los que Michelle Obama quiere influir para cambiar sus hábitos de alimentación y frenar esa plaga bíblica estadounidense que es la obesidad.
Pronto, en enero de 2012, la familia Obama va a cumplir tres años como residente en la Casa Blanca, y Michelle siempre ha expresado su deseo de que su familia continúe llevando una vida normal con alimentación sana y ejercicios físicos incluidos.
El premio del esfuerzo
El pasado mes de agosto, Michelle Obama reconocía, en una entrevista para la revista Better Homes and Gardens, que comenzó a darse cuenta de que algunas prendas le quedaban más estrechas y decidió pasar más tiempo en el gimnasio, lo que según indicaba a la publicación "le ha merecido la pena".
Incluso se permitía bromear sobre quién, si el Presidente o ella, se hallaba en mejor forma física: "Siempre me burlo de él y le digo que estoy en mejor forma, pero yo puedo entrenar más tiempo, él es el Presidente".
Precisamente, la voluntad de Michelle para que su familia llevara una vida más saludable le inspiró los comienzos de su campaña "Let's Move!", contra la obesidad y con el fin de promover un estilo de vida "agradable y divertido".
"La diversión es una parte que está olvidada en todo esto pero, cuando estábamos creciendo, no hacíamos ejercicio, sino que jugábamos al escondite o saltábamos a la comba", decía en Better Homes and Gardens.
Sin embargo, la esposa de Barack Obama no oculta su pasión por las hamburguesas: el pasado 3 de agosto celebró el final de las largas negociaciones sobre el techo de la deuda invitando a su equipo al restaurante Good Staff, una concurrida hamburguesería cercana al Capitolio.
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Fuente: univision.com
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