El consumo de pastelillos industriales y comida rápida se asocia con el diagnóstico médico de depresión, según reciente investigación de la Universidad Navarra y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Los resultados, publicados en Public Health Nutrition, revelan que los consumidores de comida rápida presentan, respecto de aquellos con un consumo mínimo o nulo de estos productos, un incremento de 51% en el riesgo de desarrollar depresión.
Además, hay una relación dosis-respuesta, es decir, cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión. "Incluso pequeños consumos se asocian con un riesgo significativamente mayor de desarrollar depresión", apunta la profesora Almudena Sánchez Villagas, quien participa en la investigación.
El estudio también encontró que los participantes con estos hábitos alimenticios son más propensos a estar solteros, ser menos activos y tener un patrón dietético peor, con una ingesta menor de fruta, frutos secos, pescado y verduras. Fumar y trabajar más de 45 horas semanales son otras de las características en este grupo.
La muestra, parte del Proyecto SUN, incluyó a 8,964 voluntarios que nunca habían sido diagnosticados con depresión ni consumido antidepresivos. Fueron evaluados durante un promedio de seis años, periodo en el cual 493 fueron diagnosticados con depresión o comenzaron a tomar antidepresivos.
Los nuevos datos, según los investigadores, corroboran los resultados de otro estudio de 2011 en el que se analizó a 12,059 personas durante más de seis años y surgieron 657 casos de depresión. En aquella ocasión se detectó un incremento del riesgo asociado a la comida 'chatarra' del 42%, menor que en el estudio actual.
"Aunque son necesarios más estudios, debería controlarse el consumo de estos alimentos por su implicación en la salud física (obesidad, enfermedad cardiovascular) y mental", sugiere Sánchez-Villegas.
La depresión afecta a 121 millones de personas en el mundo, sin embargo poco se conoce sobre el papel de la dieta en el desarrollo de los trastornos depresivos. Anteriores estudios han sugerido un papel preventivo de ciertos nutrientes, como las vitaminas del grupo B, los ácidos grasos omega-3 y el aceite de oliva. El consumo de frutas, frutos secos, vegetales, legumbres, cereales y pescado proporciona nutrientes que están inversamente asociados a la prevalencia de la depresión.
Fuente.- muyinteresante.com.mx
Los resultados, publicados en Public Health Nutrition, revelan que los consumidores de comida rápida presentan, respecto de aquellos con un consumo mínimo o nulo de estos productos, un incremento de 51% en el riesgo de desarrollar depresión.
Además, hay una relación dosis-respuesta, es decir, cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión. "Incluso pequeños consumos se asocian con un riesgo significativamente mayor de desarrollar depresión", apunta la profesora Almudena Sánchez Villagas, quien participa en la investigación.
El estudio también encontró que los participantes con estos hábitos alimenticios son más propensos a estar solteros, ser menos activos y tener un patrón dietético peor, con una ingesta menor de fruta, frutos secos, pescado y verduras. Fumar y trabajar más de 45 horas semanales son otras de las características en este grupo.
La muestra, parte del Proyecto SUN, incluyó a 8,964 voluntarios que nunca habían sido diagnosticados con depresión ni consumido antidepresivos. Fueron evaluados durante un promedio de seis años, periodo en el cual 493 fueron diagnosticados con depresión o comenzaron a tomar antidepresivos.
Los nuevos datos, según los investigadores, corroboran los resultados de otro estudio de 2011 en el que se analizó a 12,059 personas durante más de seis años y surgieron 657 casos de depresión. En aquella ocasión se detectó un incremento del riesgo asociado a la comida 'chatarra' del 42%, menor que en el estudio actual.
"Aunque son necesarios más estudios, debería controlarse el consumo de estos alimentos por su implicación en la salud física (obesidad, enfermedad cardiovascular) y mental", sugiere Sánchez-Villegas.
La depresión afecta a 121 millones de personas en el mundo, sin embargo poco se conoce sobre el papel de la dieta en el desarrollo de los trastornos depresivos. Anteriores estudios han sugerido un papel preventivo de ciertos nutrientes, como las vitaminas del grupo B, los ácidos grasos omega-3 y el aceite de oliva. El consumo de frutas, frutos secos, vegetales, legumbres, cereales y pescado proporciona nutrientes que están inversamente asociados a la prevalencia de la depresión.
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