Estados Unidos exporta una epidemia de obesidad a México aplicando políticas comerciales y empresariales previstas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que han transformado el sistema alimentario mexicano en reflejo de su vecino del norte, concluye una investigación divulgada este viernes.
La investigación, publicada en el Journal of Occupational and Environmental Health (Revista de Salud Ocupacional y Ambiental), señala que el incremento de obesidad y sobrepeso en México –12 por ciento entre 2000 y 2006– coincide con la aplicación del tratado. Durante ese lapso se incrementó en el país el consumo de productos procesados, bebidas gaseosas y otros alimentos con altos niveles de grasa y azúcar, mientras cada vez más empresas estadunidenses aumentaron su presencia en toda la gama de producción y procesamiento, así como en restaurantes y en la venta de comida con la cual transformaron el "ambiente de alimento" y con ello provocaron un incremento en las tasas de obesidad.
“Mientras el panorama alimentario en México se asemeja al de Estados Unidos, con más refrescos, carnes procesadas y botanas con altos niveles de grasa y dulcificantes, no resulta sorpresivo que la lucha contra la obesidad en México y sus factores de riesgo –diabetes, derrames cerebrales y enfermedades cardiacas– también se haya americanizado”, comentó el doctor David Wallinga, uno de los responsables del análisis presentado hoy, y director del programa del Instituto de Políticas de Agricultura y Comercio (IATP, por sus siglas en inglés).
Karen Hansen-Kuhn, otra integrante del equipo y también encargada del programa de IATP, afirmó que es la primera vez que se evalúa el impacto del tratado comercial y de inversión sobre la salud pública. Subrayó que es necesario que en las negociaciones de tratados comerciales subsecuentes se consideren costos potenciales sobre la salud de cada país.
La investigación abarca los cambios en el "ambiente alimentario" generados por la creciente industrialización y globalización de la agricultura, en cuanto a producción, oferta y promoción de alimentos en el punto de venta.
La globalización de la agricultura ha tenido gran impacto en las dietas y la nutrición de las poblaciones, sobre todo en los países en desarrollo, donde la producción rural se ha visto afectada por la presencia creciente de empresas de alimentos y producción agraria trasnacionales. Eso implica nuevas pautas de consumo, la llamada "transición nutricional", que se caracteriza "por una prevalencia de insumo calórico excesivo".
En el caso de México, la investigación señala que el país ha enfrentado un incremento en la obesidad y el sobrepeso a lo largo del último cuarto de siglo, precisamente en el periodo en el que se ha aplicado el TLCAN.
En torno al tratado, aun antes de su puesta en marcha, México reformó leyes y aceptó anular protecciones para su sector agrario, y aceptó en el TLCAN el desmantelamiento de las barreras a importaciones de alimentos básicos y se abrió a la inversión extranjera toda la gama del sector de alimentos.
“Al cambiar de manera dramática el carácter de la agricultura mexicana, también cambiaron las pautas de consumo. Las dietas mexicanas giraron de alimentos básicos tradicionales hacia alimentos densos en energía y procesados y alimentos provenientes de animales, los cuales tienden a ser más altos en grasas y dulcificantes adicionales. De hecho, entre 1988 y 1999 –el periodo en que se negoció, firmó y se puso en marcha el TLCAN– la energía diaria promedio obtenida de grasas en México se incrementó de 23.5 por ciento a 30.3 (un aumento de 28.9 por ciento)”, según la investigación. A la vez, también se elevó 6.3 por ciento el insumo de carbohidratos refinadosy el consumo de refrescos también subió 37.2 por ciento.
Mientras México es cada vez más dependiente de Estados Unidos en alimentos básicos como maíz y soya –la exportación de maíz de EU a México se ha casi cuadruplicado desde la aprobación del TLCAN–, también se eleva el consumo de productos estadunidenses como azúcar y otros dulcificantes, carnes y alimentos procesados. Estados Unidos controla 98 por ciento del mercado de importaciones de productos "listos para comer" y otros procesados, o sea, el de botanas procesadas. Pero no es sólo comercio, sino también inversión lo que ha cambiado el mercado mexicano.
El informe registra los enormes incrementos en inversión directa estadunidense en el sector alimentario mexicano.
México es el tercer receptor de inversión directa estadunidense en las industrias de alimentos procesados y bebidas. La inversión también se manifiesta en el sector de "comida rápida", en el que McDonald’s opera hoy más de 500 puntos de venta en 57 ciudades mexicanas, después de abrir su primer restaurante en 1985. México es el mercado regional más grande de Yum! Brand (dueña de KFC, Pizza Hut, Taco Bell y Long John Silver).
Otro sector significativo es el de venta de productos alimenticios, en el que el número de tiendas Wal-Mart creció de 114 a 561 entre 1993 y el 2001, y para 2005 Wal-Mart controlaba 20 por ciento del sector de menudeo de alimentos en México.
“México ha experimentado cambios significativos en su pauta de consumo de alimento a lo largo de las pasadas dos décadas, seguido por una creciente epidemia de obesidad tanto en menores de edad y como en adultos.
"Mexicanos, ricos y pobres, y de diversas regiones geográficas, consumen más grasas agregadas y azúcar, botanas procesadas, refrescos y productos lácteos y de carnes procesados. Su salud sufre en el proceso", afirma el resumen de la investigación.
Fuente.- jornada.unam.mx
La investigación, publicada en el Journal of Occupational and Environmental Health (Revista de Salud Ocupacional y Ambiental), señala que el incremento de obesidad y sobrepeso en México –12 por ciento entre 2000 y 2006– coincide con la aplicación del tratado. Durante ese lapso se incrementó en el país el consumo de productos procesados, bebidas gaseosas y otros alimentos con altos niveles de grasa y azúcar, mientras cada vez más empresas estadunidenses aumentaron su presencia en toda la gama de producción y procesamiento, así como en restaurantes y en la venta de comida con la cual transformaron el "ambiente de alimento" y con ello provocaron un incremento en las tasas de obesidad.
“Mientras el panorama alimentario en México se asemeja al de Estados Unidos, con más refrescos, carnes procesadas y botanas con altos niveles de grasa y dulcificantes, no resulta sorpresivo que la lucha contra la obesidad en México y sus factores de riesgo –diabetes, derrames cerebrales y enfermedades cardiacas– también se haya americanizado”, comentó el doctor David Wallinga, uno de los responsables del análisis presentado hoy, y director del programa del Instituto de Políticas de Agricultura y Comercio (IATP, por sus siglas en inglés).
Karen Hansen-Kuhn, otra integrante del equipo y también encargada del programa de IATP, afirmó que es la primera vez que se evalúa el impacto del tratado comercial y de inversión sobre la salud pública. Subrayó que es necesario que en las negociaciones de tratados comerciales subsecuentes se consideren costos potenciales sobre la salud de cada país.
La investigación abarca los cambios en el "ambiente alimentario" generados por la creciente industrialización y globalización de la agricultura, en cuanto a producción, oferta y promoción de alimentos en el punto de venta.
La globalización de la agricultura ha tenido gran impacto en las dietas y la nutrición de las poblaciones, sobre todo en los países en desarrollo, donde la producción rural se ha visto afectada por la presencia creciente de empresas de alimentos y producción agraria trasnacionales. Eso implica nuevas pautas de consumo, la llamada "transición nutricional", que se caracteriza "por una prevalencia de insumo calórico excesivo".
En el caso de México, la investigación señala que el país ha enfrentado un incremento en la obesidad y el sobrepeso a lo largo del último cuarto de siglo, precisamente en el periodo en el que se ha aplicado el TLCAN.
En torno al tratado, aun antes de su puesta en marcha, México reformó leyes y aceptó anular protecciones para su sector agrario, y aceptó en el TLCAN el desmantelamiento de las barreras a importaciones de alimentos básicos y se abrió a la inversión extranjera toda la gama del sector de alimentos.
“Al cambiar de manera dramática el carácter de la agricultura mexicana, también cambiaron las pautas de consumo. Las dietas mexicanas giraron de alimentos básicos tradicionales hacia alimentos densos en energía y procesados y alimentos provenientes de animales, los cuales tienden a ser más altos en grasas y dulcificantes adicionales. De hecho, entre 1988 y 1999 –el periodo en que se negoció, firmó y se puso en marcha el TLCAN– la energía diaria promedio obtenida de grasas en México se incrementó de 23.5 por ciento a 30.3 (un aumento de 28.9 por ciento)”, según la investigación. A la vez, también se elevó 6.3 por ciento el insumo de carbohidratos refinadosy el consumo de refrescos también subió 37.2 por ciento.
Mientras México es cada vez más dependiente de Estados Unidos en alimentos básicos como maíz y soya –la exportación de maíz de EU a México se ha casi cuadruplicado desde la aprobación del TLCAN–, también se eleva el consumo de productos estadunidenses como azúcar y otros dulcificantes, carnes y alimentos procesados. Estados Unidos controla 98 por ciento del mercado de importaciones de productos "listos para comer" y otros procesados, o sea, el de botanas procesadas. Pero no es sólo comercio, sino también inversión lo que ha cambiado el mercado mexicano.
El informe registra los enormes incrementos en inversión directa estadunidense en el sector alimentario mexicano.
México es el tercer receptor de inversión directa estadunidense en las industrias de alimentos procesados y bebidas. La inversión también se manifiesta en el sector de "comida rápida", en el que McDonald’s opera hoy más de 500 puntos de venta en 57 ciudades mexicanas, después de abrir su primer restaurante en 1985. México es el mercado regional más grande de Yum! Brand (dueña de KFC, Pizza Hut, Taco Bell y Long John Silver).
Otro sector significativo es el de venta de productos alimenticios, en el que el número de tiendas Wal-Mart creció de 114 a 561 entre 1993 y el 2001, y para 2005 Wal-Mart controlaba 20 por ciento del sector de menudeo de alimentos en México.
“México ha experimentado cambios significativos en su pauta de consumo de alimento a lo largo de las pasadas dos décadas, seguido por una creciente epidemia de obesidad tanto en menores de edad y como en adultos.
"Mexicanos, ricos y pobres, y de diversas regiones geográficas, consumen más grasas agregadas y azúcar, botanas procesadas, refrescos y productos lácteos y de carnes procesados. Su salud sufre en el proceso", afirma el resumen de la investigación.
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