sábado, 18 de febrero de 2012

Crece mobiliario escolar por obesidad infantil

Durante su paso por la primaria, Taylor LeBaron luchó contra las dificultades de acomodarse en su asiento. Los pupitres de la clase tenían una paleta de cerámica unida a la silla.

"Yo era tan grande, que no cabía ahí", dijo LeBaron, ahora de 19 años. "Todos los otros estudiantes podían, pero yo no podía lograr que mis piernas entraran debajo del escritorio o hacer que mi abdomen se acomodara en la silla sin moverla al levantarme”.

"Fue muy vergonzoso. Cuando la clase había terminado y todo el mundo se levantaba, yo tomaba unos minutos más para maniobrar tácticamente mi salida sin parecer un tonto”.

Pero LeBaron, quien llegó a pesar casi 136 kilogramos a los 14 años, nunca pidió una mesa y silla separadas porque no quería llamar la atención.

A medida que un niño crece, su ropa, muebles y otros objetos que soportan su peso también deben ser más grandes.

El 17% de los niños en Estados Unidos son obesos, de acuerdo con datos del Centro para el Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). Y uno de cada tres niños presenta obesidad o sobrepeso. La tasa de obesidad se ha triplicado de tal forma que los pediatras aseguran que las tablas de crecimiento no aplican para los niños de hoy en día.

En México existen 4 millones 249,217 niños entre cinco y 11 años con obesidad, según datos de la Secretaría de Salud.

Para acomodar en los salones a los niños más grandes, los profesores de algunas escuelas de Estados Unidos tienen instrucciones para que proporcionen sillas y escritorios separados a los estudiantes que no caben en ellos. Los fabricantes de muebles escolares también están aumentando el tamaño de las sillas y mesas para acomodar a los estudiantes más grandes.

"Mientras intentaba salir de mi silla, otros estudiantes se reían", recordó LeBaron. "Podía oír sus risitas. Y nunca olvidaré lo que se siente, la vergüenza y el enrojecimiento en tu cara”.

Ser apartado de sus compañeros al asignársele un lugar en una silla diferente significa "que sus compañeros lo identificarán como alguien más grande y distinto”, dijo el médico Phil Wu, pediatra que dirige los esfuerzos permanentes Kaiser para la prevención y tratamiento de la obesidad.

"En todas las edades, los niños no quieren sentirse diferentes. Son condenados al ostracismo por parte de sus compañeros en formas sutiles y no tanto. Se trata más de un impacto psicosocial que afecta de una manera más profunda de lo que el niño puede experimentar en una silla tradicional”, dijo Wu.

Hertz Furniture, una empresa que vende mobiliario para oficinas y escuelas, comenzó a ofrecer sillas de 19 pulgadas, hace tres años. Los escritorios más populares antes tenían una altura de 18 pulgadas. Las sillas altas tienen mayor profundidad y amplitud.

"Los escritorios son cada vez más grandes, porque si sus muslos son más grandes, tienes que mover las mesas", dijo Amy Hoffman, directora de mercadotecnia de Hertz.

Los nuevos pupitres con alturas ajustables pueden alojar cuerpos más grandes. Los asientos están diseñados para parecerse al resto del mobiliario, para que los niños con obesidad no parezcan distintos ante sus compañeros.

"Esta tendencia a la obesidad se ve reflejada en los muebles”, dijo Tom Brennan, presidente de School Outfitters, que vende muebles escolares. "Para ponerlo en perspectiva, cuando vemos los productos de importación chinos, se puede notar la diferencia entre el mercado chino y estadounidense. Por lo general los asientos no son suficientemente grandes, tienen que ser fabricados específicamente para Estados Unidos”.

Shawn Green, vicepresidente de diseño y mercadotecnia de producto de KI, una empresa que diseña y fabrica mobiliario escolar y para hospitales, dijo que el diámetro del metal, la estructura de soporte y la profundidad, anchura y altura de las sillas para escuelas tienen que ser modificados para que funcionen en el mercado americano.

“La gente no sólo está siendo más pesada, sino más alta”, dijo Green. “En general estamos siendo más grandes en escala y eso está afectando a los niños”.

Las sillas hechas para estudiantes más grandes se usan en secundarias y primarias para acomodar cómodamente a los estudiantes con obesidad. Las escuelas prefieren tallas “grandes y altas” en el mobiliario escolar, dijo Tony Ellison, presidente ejecutivo de Shoplet.com, que vende muebles de oficina y escolares.

En los últimos cinco años, el mobiliario más grande se ha vendido mejor que el de tamaño regular, agregó. Aunque los muebles más grandes también son más caros.

Los pupitres no son los únicos que no encajan.

Un estudio publicado en 2005 por la revista Pediatrics concluyó que existen problemas de seguridad con el mobiliario para el creciente número de niños pequeños con obesidad.

"Existía el riesgo de que los niños no estuviesen protegidos”, dijo la autora del estudio, Lara McKenzie. "Si hay niños más grandes, tal vez también existen equipos que no los protegen correctamente".

La obesidad infantil afecta la seguridad de los menores en cuestiones más allá de los asientos y la precariedad del mobiliario escolar adecuado. Los niños obesos son más propensos a contraer enfermedades del corazón, colesterol y presión arterial alta, diabetes, problemas óseos y articulares. Estos problemas de salud suelen detectarse en la edad adulta.

En casos extremos, los pediatras han informado de niños con problemas de desplazamiento de la cadera por cargar demasiado peso y alteraciones metabólicas en la insulina, enzimas del hígado y el colesterol (por lo general problemas detectados en los adultos mayores).

Nuevas tablas de crecimiento

Los niños de esta generación han superado las tablas de crecimiento utilizadas en los Estados Unidos desde 1977. Estas cartas son una serie de mediciones que ilustran cómo crecen los niños.

"Ahora, si decimos que el 15 o el 17% de todos los niños tienen porcentajes mayores del 95% de obesidad, según la estadísticas, eso simplemente no tiene sentido”, dijo Wu.

Pero eso es lo que ha sucedido.

“En comparación con la población estadounidense medida para crear estas tablas, más y más gente hoy está excediendo lo que había sido el porcentaje tope para peso e índice de masa muscular entonces”, dijo.

“Nuestra población se ha vuelto tan grande, que parece que cada vez más gente se encuentra en el límite. Eso sólo subraya el problema que tenemos”.

Le Baron, quien escribió sobre su lucha con la obesidad adolescente en su libro Cuttying myself in half, dijo que las barras de seguridad en los parques de atracciones apenas y podían cerrarse sobre su abdomen. Y no podía encontrar playeras que le gustaran en su talla.

La ropa también suele ser otro problema, muchos niños y adolescentes obesos no están a la moda. Durante la etapa donde ganó más peso, LeBaron usó pantalones de hasta 106 centímetros de cintura y playeras extra grandes.

La gente con esa talla no tiene muchas opciones más que playeras en colores sólidos. “Fue difícil porque cuando iba a WalMart u otra tienda de ropa y encontraba algo genial como una playera con el diseño de un videojuego y la quería comprar, no estaba en mi talla. Si es que contaban con un departamento de ropa en talla extra grande, tenía que buscar ahí. Me dolía realmente. Te están apartando".

En los últimos años, la industria del vestido ha prestado más atención al mayor tamaño de niños, preadolescentes y adolescentes. Minoristas como Gap, Forever 21, Old Navy y Target  tienen líneas de ropa extra grande para niños y adolescentes. Las tallas más grandes para niños en el contorno de la cintura y  camisas holgadas se llaman husky.

Esta tendencia es fuertemente criticada por Meme Roth, fundador y presidente de la Acción Nacional de Lucha contra la Obesidad.

"Cualquiera que haga dinero con esta crisis de salud para los niños debería estar avergonzado de sí mismo", dijo. "No me sorprende que la gente quiera beneficiarse de ella. Hay tal demanda, que existe un hipercrecimiento de tallas extra grande para los niños”.

Los niños deberían ser capaces de vestirse con ropa de moda, pero Roth dice que el hecho de que necesiten medidas especiales es un importante problema de salud.

"Nuestros niños deben ser los más sanos", dijo. "Si existieran influencias externas causando daño a nuestros niños, la nación o un grupo, estaríamos en guerra. Deberíamos estar enojados de que esto les esté pasando a nuestros niños”.

La vergüenza no motivó LeBaron para volverse más saludable. Por el contrario, lo hacía sentir deprimido y le restaba confianza sobre la posibilidad de poder cambiar su imagen. Lo que hacía entonces era irse a casa a consumir comida chatarra.

Lo que le ayudó, explica, fue tener gente cercana a él que le brindara un balance de honestidad y compasión, que quisiera hacerlo sentir bien al animarlo a tomar decisiones saludables. Recibir una membresía para el gimnasio de parte de sus abuelos y lograr un peso de 131 kilogramos animó a LeBaron a ejercitarse.

Ahora es un universitario en Georgia, quien perdió 69 kilogramos. Uno de sus momentos de mayor orgullo fue poder comprar en Macys en lugar del establecimiento de tallas extra grandes.

Fuente: cnn.com


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