martes, 26 de noviembre de 2013

Obesidad y depresión, combinación mortal

El riesgo de padecer depresión es notablemente alto (un 55%) en las personas obesas. Asimismo, el riesgo de padecer obesidad aumenta hasta un 58% en aquellas personas que sufren depresión. Expertos de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), alertan de la estrecha relación de ambas dolencias.

Asimismo, señalan que muchos de los episodios depresivos que sufren estas personas con obesidad se deben a que el exceso de peso les llega a deprimir. Por el contrario, las personas que padecen de depresión sufren, a menudo, ansiedad lo que se traduciría con una necesidad imperiosa de comer. Es más, algunos estudios revelan que algunas personas llegan a ingerir más de 5.000 calorías en uno de esos “ataques depresivos”.

Asimismo, desde la Sociedad explican que “estas personas buscan sentirse saciadas, por lo que comen muchos hidratos de carbono. En algunos casos, se produce una auténtica adicción a la comida con el fin de calmar la ansiedad, lo que puede derivar en obesidad”, por lo que ponen de relieve la importancia de la nutrición en la prevención primaria de la depresión y defiende la dieta mediterránea como el patrón alimentario más recomendable.

La dieta mediterránea podría tener un papel preponderante en la prevención de la depresión”, señala Miguel Angel Martínez-González, miembro de la SEEDO. Y es que la dieta mediterránea se caracteriza por los alimentos de origen vegetal como el pan, la pasta, el arroz, las verduras, las hortalizas, las legumbres, las frutas y los frutos secos.

Asimismo, se utiliza el aceite de oliva como fuente principal de alimentación; además de tener un consumo moderado de pescado, mariscos, aves de corral, productos lácteos y huevos. “Su importancia en la salud del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y con un aporte de macronutrientes adecuado”, explicó.

“A los beneficios de su bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos y fibra, hay que añadir los derivados de su riqueza en sustancias antioxidantes”, comentó.

“Mientras que el consumo de ácidos grasos trans, la comida rápida y los productos de panadería industrial se asocian con un mayor riesgo de depresión, la ingesta de ácidos grasos omega-3 (procedentes del pescado) y la de aceite de oliva, por ejemplo, muestra asociaciones inversas pues influye en la estructura de las membranas de las células nerviosas y mejora el funcionamiento de la serotonina, un neurotransmisor implicado en la depresión”, recalcó.

Fuente.- hechosdehoy.com
 

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