viernes, 8 de noviembre de 2013

Estrategias para cambiar los malos hábitos alimenticios

El director del Centro de Investigación en Medicina del Comportamiento del Baylor College of Medicine (EEUU), John P. Foreyt, disertó en el marco del XIX Congreso Argentino de Nutrición que se desarrolló en Mar del Plata y enseguida dejó clara su posición: “Dios nos hizo de distintas formas y tamaños, no tenemos que ser muy flacos para estar sanos”, señaló, y planteó que los objetivos a la hora de bajar de peso deben ser realistas y que con una pérdida del 5% del peso corporal ya se producen importantes beneficios para la salud.

Según el especialista, la mejor manera de cambiar hábitos poco saludables es a través de pequeños cambios realizados a diario y con un tratamiento adaptado a  cada paciente, porque la motivación, fundamental a la hora de sostener una dieta a largo plazo, es diferente para cada persona (lo que motiva a un paciente a querer bajar de peso puede no motivar a otro) y por eso las distintas técnicas funcionan con distintos pacientes.

La estrategia a seguir, entonces, debería tener en cuenta:


La concientización: “Para cambiar una conducta, lo primero que hay que hacer es que la persona tome conciencia de ella y luego que identifique cuáles son las principales barreras que le impiden modificarla”, explica Foreyt.


Descubrir qué mantiene motivada a cada persona, ayudar al paciente a que detecte sus motivaciones personales para bajar de peso y acompañarlo para que las tenga siempre presentes.


Trabajar con los factores psicológicos que pueden ser obstáculos para seguir una dieta: el estrés, la ansiedad, la depresión y el aburrimiento deben ser manejados para que no interfieran en el tratamiento.


Analizar los aspectos cognitivos: ¿cómo percibimos nuestra imagen corporal? Muchas veces, el obeso no se percibe obeso ni nota la obesidad en sus hijos pero sí se presenta a la consulta una persona normal que “se siente” gorda.


Plantearse metas realistas: es mejor bajar de a poco y sostenerlo que perder mucho peso rápido y recuperarlo aún más rápido.


Conseguir un buen sistema de apoyo: la familia, los amigos y el profesional que atiende al paciente obeso debe conformar una red de contención para acompañarlo hacia el logro del objetivo de estar cada día más sano.


Apuntar a la repetición de mensajes positivos a los pacientes y no a la prohibición.


Entender el cambio permanente de hábitos como un proceso y no como un resultado, entendiendo que hay que centrarse en ellos y trabajar todos los días, no unos cuatro o seis meses, sino toda la vida.


Fuente.- terra.com.pe

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