jueves, 19 de marzo de 2015

Vetar comida rápida no redujo obesidad en LA

Una ley anunciada con gran fanfarria que restringió la apertura de nuevos restaurantes de comida rápida en una de las zonas más pobres de Los Ángeles no redujo la obesidad ni mejoró la dieta de los vecinos, según un estudio.

Los legisladores municipales aprobaron una ordenanza en 2008 que limitaba la apertura o expansión de locales de comida rápida en una zona de 32 millas cuadradas al sur de la Interestatal 10, una región que sufre altas tasas de obesidad y otros problemas de salud.

La ley, que se cree es la primera de su tipo adoptada por una gran ciudad para mejorar la salud pública, no prohibía los nuevos restaurantes en centros comerciales.

Sin embargo, las tasas de obesidad en el sur de Los Ángeles siguieron subiendo tras la aprobación de la ley, según la investigación del grupo de estudios Rand Corp.

"No tuvo efecto significativo", dijo el economista experto de Rand Roland Sturm. "No hay pruebas de que la dieta haya mejorado más en el sur de Los Ángeles. La obesidad y el sobrepeso no han caído".

Expertos en salud señalaron que intervenir en un solo frente no acabaría con el problema de obesidad. Además, la gente tiene que hacer ejercicio y hacer cambios en su estilo de vida, indicaron.

"No se trata sólo de limitar la comida insana, sino de aumentar el acceso a la comida sana", explicó Alex Ortega, profesor de salud pública en la Universidad de California, Los Ángeles, que no participó en el estudio.

Los investigadores de Rand revisaron los permisos emitidos por el Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, que inspecciona los establecimientos de comida. No se emitieron licencias para abrir restaurantes de comida rápida fuera de centros comerciales, pero las cadenas abrieron 17 nuevos locales en núcleos comerciales en el sur de Los Ángeles entre 2008 y 2012.

Casi la mitad de los nuevos permisos eran para comercios de proximidad que vendían refrescos y comida basura, señaló el estudio.

Además, los investigadores compararon las tasas de obesidad en la zona con otras partes del condado, empleando encuestas que preguntaban a los vecinos por su peso y sus hábitos alimenticios.

Antes de la ordenanza sobre comida rápida, el 63% de los residentes en el sur de Los Ángeles dijeron tener sobrepeso u obesidad, frente al 57% en otras zonas del condado. Tres años después de que entrase en vigor la normativa, el 75% de los vecinos del sur de Los Ángeles dijeron ser obesos o tener sobrepeso, frente al 58% de otras partes del condado.

Los partidarios de la medida dijeron que la ordenanza había funcionado al impedir que se abrieran nuevos restaurantes de cadenas en cruces importantes con sus propias ventanas para servir y aparcamientos. Admitieron que llevaría algún tiempo percibir las mejoras en salud, pero señalaron que en los últimos años han aparecido en la zona mercados agrícolas y huertos comunitarios.

"Nunca dijimos que esta ordenanza fuera la fórmula mágica" para resolver el problema de la obesidad, señaló Gwen Flynn, de los Consejos de Salud Comunitaria. "Mientras podemos asegurarnos de que la gente tiene más opciones, eso es lo importante".




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