martes, 11 de diciembre de 2012

Dieta Mediterránea, buena para la línea y la fertilidad

Lo que comemos influye en todas las funciones del organismo, también en la capacidad reproductiva de una pareja. En ese sentido, la dieta mediterránea ayuda y mejora la fertilidad de la mujer y calidad seminal del varón.

Según la codirectora del Centro Médico de Reproducción Asistida (CREA), Carmen Calatayud, la mejora del desarrollo embrionario y fetal y la disminución de los problemas disovulatorios se producen por el alto contenido en legumbres, verduras y pescado de la dieta mediterránea.

Esta dieta también redunda en el control del peso, factor influyente en la fecundidad. Es el caso de la obesidad, que, según Calatayud, "puede afectar negativamente a las funciones del ovario, a la calidad ovocitaria y endometrial". La mujer con un peso inferior al que le corresponde por su altura puede sufrir retraso en la menarquia, alteración de los ciclos menstruales y anovulación.
Dieta mediterránea: tan fácil, tan sana

Las características principales de la dieta mediterránea –que pese a sus muchas virtudes es cada vez menos seguida, en parte por la crisis– son:
 
Consumo abundante de cereales y sus derivados (pasta, arroz, pan), legumbres, frutas y frutos secos, verduras y hortalizas.

En menor cantidad: pescado, aves, huevos y derivados lácteos.

Y en proporción aún menor: carne.

Ejercicio, estrés, tabaco y alcohol

Aún podemos lograr más en favor de nuestra capacidad reproductiva si a la dieta mediterránea le sumamos la actividad física moderada, la disminución del estrés y el abandono del consumo de alcohol y tabaco.

El estrés afecta tanto a la calidad seminal del varón –que constituye la principal causa del abandono del tratamiento de fecundidad– como a la gestación de la mujer. Por ello, es aconsejable contar con un psicólogo para abordar "las alteraciones emocionales ligadas a la esterilidad", así como reducir el consumo de cafeína durante el estado de embarazo.

La actividad física también contribuye a disminuir el estrés y a incrementar la autoestima, aunque si se practica en exceso aumenta el riesgo de infertilidad "debido a alteraciones que produce en el eje hipotálamo-hipofisario", encargado del equilibrio y funcionamiento de las hormonas.

El tabaco genera efectos nocivos en el ovario, la trompa, el útero y la espermatogénesis, que se extienden al feto y al recién nacido. El alcohol está a su vez contraindicado para la concepción y el embarazo porque retrasa el crecimiento de los folículos, altera la maduración del ovocito, reduce la movilidad de los espermatozoides y disminuye la fertilidad, la tasa de fecundación y la implantación y, además, aumenta los abortos.

Fuente.- 20minutos.es

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