jueves, 19 de septiembre de 2013

Genética, irrelevante en obesos

Si alguien dice que es obeso por genética, cualquiera está en el derecho de dudarlo, pues a la fecha no hay evidencia contundente que soporte una afirmación así. Lo más que han encontrado los científicos es evidencia de cómo influyen los hábitos alimenticios y el bombardeo de alimentos con altas cantidades de azúcar o grasa y que la genética da, cuando más, una propensión.

A lo anterior se le conoce como ambiente obesigénico, que se refiere a la alta disponibilidad de alimentos densamente energéticos y de poca calidad nutricional, poca disponibilidad de agua simple para la hidratación, poca disponibilidad para la realización de actividad física o ejercicio, poca disponibilidad de frutas, verduras y cereales integrales.

Para hacer comparaciones y buscar cómo interviene la genética y el ambiente, investigadores en México y Estados Unidos encontraron un experimento natural muy conveniente con los indios Pima.
 
“Lo primero que resulta impresionante, luego de estudios conjuntos a partir de 1995, es que los pimas mexicanos tenían siete veces menos la prevalencia de diabetes que los de Estados Unidos”, afirma el investigador Mauro Valencia Juillerat, y refiere que existe una diferencia de 30 kilos por poblador.

DIVIDIDOS EN DOS

Valencia, investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo AC (CIAD) y profesor en la Universidad de Sonora, cuenta que sus estudios con este grupo empezaron en 1992, año en el que tuvieron sus primeras incursiones en la zona montañosa de Chihuahua y Sonora, donde habitan pobladores de la comunidad Pima.

Estas personas “están relacionadas original y antropológicamente con los pimas de Estados Unidos, establecidos en el área de Phoenix, Arizona, en quienes se registraron las tasas de obesidad y diabetes más altas reportadas a nivel mundial”.

Y es que los pimas estadounidenses se hicieron sedentarios en los últimos 100 años, por las desviaciones de los ríos Gila y Salado se quedaron sin fuente de trabajo natural agrícola, y el resultado 50 años después fue una epidemia de obesidad y diabetes.

Los mexicanos, sin embargo, evolucionaron de manera distinta, en un área rural, con trabajo físico de agricultura de subsistencia, con dieta simple y mucha actividad.

Lo que primero hicieron los investigadores de ambos países fue demostrar que son del mismo grupo genético y luego encontraron cosas como que la prevalencia de la diabetes tipo dos y la obesidad es mucho menor en el grupo Pima establecido en México que el de los Estados Unidos. Su estudio indica que, incluso en poblaciones genéticamente propensas a estos condiciones, su desarrollo está determinado principalmente por las circunstancias ambientales.

Así, lo que sugiere es que la diabetes tipo dos se puede prevenir. Este estudio proporciona evidencia convincente que los cambios en el estilo de vida asociados con la occidentalización juegan un papel importante en la epidemia mundial de la diabetes tipo dos.

¿Y LA GENÉTICA?

A decir de Juan Rivera Dommarco, investigador adscrito al Instituto Nacional de Salud, “sin duda alguna se han identificado genes de predisposición a la obesidad muy comunes en la población mexicana, pero cuando uno ve que en el transcurso de 24 años pasamos de una prevalencia de obesidad en mujeres de 9 a 35%, evidentemente en 24 años no cambia la genética, lo que cambia es el medio ambiente”.

Para este científico, al tener México una población que en un porcentaje alto es susceptible a acumular grasa en presencia de un ambiente obesigénico, el problema crece, “los factores genéticos ahí están, pero si uno tiene un estilo de vida saludable, no se manifiesta la obesidad (…) Hay un fondo genético, pero lo que desencadena el problema es el cambio en el entorno”.

Para Mauro Valencia es muy aventurado decir que no hay influencia genética en el problema de obesidad; “los indios Pima del siglo pasado eran muy activos, por qué cuando se vuelven inactivos se vuelven tan obesos y desarrollan tanta diabetes” es una pregunta a la que están abonando evidencia.

Fuente.- eleconomista.com.mx


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