domingo, 24 de marzo de 2013

De obesos mórbidos a talla 0

Cualquier terapeuta te dirá que el matrimonio es un acto de equilibrio. Para Angela y Willie Gillis, el acto es fácil. Han sido mejores amigos durante más de 10 años, y han estado casados durante tres. Sus fuerzas individuales equilibran las debilidades del otro. Afirman que su sentido de equilibrio los ayudó a perder más de 220 kilogramos juntos.

“Todos necesitan una persona que les ayude a superarlo, una persona con quien hablar y alguien que los animara a ser responsables. Esa persona ha sido mi esposo”, escribe Angela en su blog, WeBeatFat.com.

Unos días antes de su primer aniversario de bodas, Willie despertó y le dijo a su esposa, “estoy cansado de ser grande”. Había regresado de visitar a su ahijada recién nacida y tenía miedo de que no pudiera vivir lo suficiente para verla crecer.

“Durante años había leído sobre 'así es como pierdes peso; nutrición, ejercicio'”, dice. “Quería ver si podía hacerlo”.

Eso fue en enero de 2011. Y en ese entonces pesaba 223 kilogramos.

Su esposa no tuvo que pensar mucho para unírsele en su reto.

Mientras crecía, nunca pensó que tenía un problema. “¿Te acuerdas de cómo el gobernador (de Nueva Jersey, en Estados Unidos) (Chris) Christie dijo, 'soy la persona con sobrepeso más saludable'? Así era yo”, recuerda.

Era bastante activa, pero amaba la comida. Si estaba feliz, comía. Si estaba triste, comía. Si tenía el mejor día de su vida, comía frituras de maíz con queso.

Para enero de 2011, pesaba 153 kilogramos.

Willie se había mudado recientemente a la ciudad natal de Angela en Beaumont, Texas, Estados Unidos; una ciudad tan enamorada de la comida frita y los días de pereza en verano que fue nombrada la quinta ciudad con más obesidad de Estados Unidos en 2012.

Incluso ahí, los dos se sentían excluidos por su tamaño.

“Es sorprendente cómo las personas te verán si tienes sobrepeso”, dice. “Simplemente ya no queríamos ser esas personas”.

Así que, su esposo investigó y creó un plan. La pareja comenzó a ir al gimnasio seis días a la semana. Al principio, todo lo que podían hacer era caminar 30 minutos en la caminadora. Lentamente aumentaron su tiempo, hasta que ella corría y el había perdido casi 68 kilogramos.

En la cocina, Angela era la experta. Ama cocinar y rápidamente aprendió a hacer versiones más saludables de las comidas favoritas de la pareja. Los Gillis comenzaron a comer un buen desayuno con avena y fruta u omelets de vegetales. Empacaban comidas congeladas de dieta para el almuerzo y aperitivos de pocas calorías como yogurt, zanahorias y manzanas. La cena era (y aún es) carne magra y vegetales.

“No hemos comido algo frito en dos años”, dice.

Eso no significa que no comen algún antojo en ocasiones. Willie utilizó una aplicación para iPhone para rastrear sus calorías y guardaba unas al día para tener un gusto el fin de semana. Angela tenía que preguntarse continuamente si comía algo porque lo amaba o porque simplemente amaba comer. A pesar de todo, se mantienen responsables entre sí.

“Nunca quería llegar a casa y decir, 'esto es lo que hice hoy' porque no quería decepcionarlo”, dice. “Y él no quería decepcionarme”.

Comer fuera de casa fue el mayor obstáculo. Incluso las comidas ligeras de restaurantes pueden estar llenas de sodio y grasa. No les molestaba a los Gillis salir y no comer nada, pero les molestaba a las personas que estaban con ellos.

“La mayoría de los recuerdos que tenemos con nuestros amigos es que nos sentábamos e íbamos a comer”, recuerda. “La comida es algo muy social”.

Terminaron aislándose un poco, y conocieron a nuevos amigos a través de su gimnasio. Tomaron fotografías de su progreso, en las que vieron un cambio visible cada mes mientras se pesaban.

La vida de los Gillis ahora está llena de actividad. Ella da clases de spinning en el gimnasio y recientemente completó la mitad de un maratón. Perdió 90.7 kilogramos, al pasar de talla 28 a talla cero.

Fuente.- cnn.com

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