Guadalajara. El experto Miguel Escalante Pulido dijo que hasta 60 por ciento de la población en el estado padece resistencia a la insulina, caracterizada por la incapacidad de esta hormona de funcionar de manera adecuada, lo que repercute de manera principal en daños a nivel de los riñones e hígado.
El titular del servicio de Endocrinología en el Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco agregó que la obesidad, el deseo compulsivo de comer cada dos o tres horas, sobre todo dulces, además de una coloración obscura alrededor del cuello (acantosis), son característicos en personas resistentes a la insulina.
Agregó que al considerar que la obesidad y el sobrepeso afectan a prácticamente 70 por ciento de la población al margen de la edad, y que la resistencia a la insulina está directamente relacionada a dichas patologías, se le considera un problema de salud pública, sobre todo por sus repercusiones hepáticas y renales.
Añadió que quienes mueren de problemas cardiacos como angina de pecho, por ejemplo, tuvieron como antecedente la resistencia a la insulina en los 10 o 20 años previos al fallecimiento.
Explicó que se trata de una enfermedad silenciosa en la que las personas obesas por tener más tejido graso, liberan más insulina (hiperinsulinemia), "pero ésta es incapaz de actuar normalmente, lo que hace que el riñón retenga más sodio y que el hígado tienda a incrementar su producción de triglicéridos".
Detalló que cuando hay retención de sodio, la persona desarrolla hipertensión, y cuando hay más triglicéridos, el organismo se vuelve incapaz de producir colesterol bueno, por lo que el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares a largo plazo incrementa notablemente en estas personas.
Manifestó que el embarazo y el consumo de ciertos medicamentos como los corticoesteroides, al igual que quistes ováricos también facilitan la resistencia a la insulina.
Mencionó que toda persona con estos factores de riesgo, incluidas la obesidad y el sobrepeso, debe buscar atención médica para evitar desarrollar esta afección.
Precisó que mujeres con cintura de 80 centímetros o más y varones en los que esta circunferencia sea mayor a 90 centímetros, tienen un elevado riesgo de resistencia a la insulina, y si además se considera que generalmente son personas sedentarias, el riesgo es mayor.
Destacó que la resistencia a la insulina tiene un fuerte componente genético y étnico, sin embargo, los factores ambientales son determinantes en su desarrollo, "de ahí que la prevención juega un papel muy importante en este sentido".
"Modificar los hábitos alimenticios bajo supervisión de expertos en nutrición, procurar la actividad física periódica y conservar el peso adecuado, constituyen medidas muy efectivas en la prevención de la resistencia a la insulina, la cual puede desarrollarse desde los cinco años hasta la tercera edad", concluyó.
Fuente.- jornada.unam.mx
El titular del servicio de Endocrinología en el Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco agregó que la obesidad, el deseo compulsivo de comer cada dos o tres horas, sobre todo dulces, además de una coloración obscura alrededor del cuello (acantosis), son característicos en personas resistentes a la insulina.
Agregó que al considerar que la obesidad y el sobrepeso afectan a prácticamente 70 por ciento de la población al margen de la edad, y que la resistencia a la insulina está directamente relacionada a dichas patologías, se le considera un problema de salud pública, sobre todo por sus repercusiones hepáticas y renales.
Añadió que quienes mueren de problemas cardiacos como angina de pecho, por ejemplo, tuvieron como antecedente la resistencia a la insulina en los 10 o 20 años previos al fallecimiento.
Explicó que se trata de una enfermedad silenciosa en la que las personas obesas por tener más tejido graso, liberan más insulina (hiperinsulinemia), "pero ésta es incapaz de actuar normalmente, lo que hace que el riñón retenga más sodio y que el hígado tienda a incrementar su producción de triglicéridos".
Detalló que cuando hay retención de sodio, la persona desarrolla hipertensión, y cuando hay más triglicéridos, el organismo se vuelve incapaz de producir colesterol bueno, por lo que el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares a largo plazo incrementa notablemente en estas personas.
Manifestó que el embarazo y el consumo de ciertos medicamentos como los corticoesteroides, al igual que quistes ováricos también facilitan la resistencia a la insulina.
Mencionó que toda persona con estos factores de riesgo, incluidas la obesidad y el sobrepeso, debe buscar atención médica para evitar desarrollar esta afección.
Precisó que mujeres con cintura de 80 centímetros o más y varones en los que esta circunferencia sea mayor a 90 centímetros, tienen un elevado riesgo de resistencia a la insulina, y si además se considera que generalmente son personas sedentarias, el riesgo es mayor.
Destacó que la resistencia a la insulina tiene un fuerte componente genético y étnico, sin embargo, los factores ambientales son determinantes en su desarrollo, "de ahí que la prevención juega un papel muy importante en este sentido".
"Modificar los hábitos alimenticios bajo supervisión de expertos en nutrición, procurar la actividad física periódica y conservar el peso adecuado, constituyen medidas muy efectivas en la prevención de la resistencia a la insulina, la cual puede desarrollarse desde los cinco años hasta la tercera edad", concluyó.
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