Madrid.- El Instituto de Obesidad está alertando acerca de los riesgos de la drunkorexia, una enfermedad que mezcla la anorexia y el alcoholismo, ya que los afectados remplazan las calorías de la comida por las que aportan las bebidas.
De esta forma, esta institución advierte acerca de este nuevo trastorno alimenticio, que es "una de las múltiples variantes de la obesidad y el sobrepeso". Éste repercute en los jóvenes que deciden no ingerir alimentos "con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar de peso", explican.
Por ello, la drunkorexia está compuesta por una serie de alteraciones en la alimentación diaria, sostenida con el abuso de alcohol, "creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas alcohólicas". A tenor de este comportamiento, al reconocido perjuicio para la salud del consumo desmesurado de alcohol "se suma el aporte de energía de todas aquellas bebidas alcohólicas", indican.
En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo, los expertos del Instituto de Obesidad destacan que el hígado femenino sufre más por el alcohol, "aunque ingiera menos cantidad y durante un tiempo más corto que el hombre". Así, bebiendo la misma cantidad que un varón, "la sangre de una mujer absorbe entre un 30 por ciento y un 50 por ciento más", señalan.
Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que "con un 60 por ciento menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía", observan. A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, "sobre todo, entre las chicas jóvenes", lamentan.
Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el objetivo de "tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida", sostienen. Además, será necesaria la participación de un nutricionista, "para restaurar el equilibrio nutricional perdido" y un médico de cabecera, concluyen
Fuente.- europapress.es
De esta forma, esta institución advierte acerca de este nuevo trastorno alimenticio, que es "una de las múltiples variantes de la obesidad y el sobrepeso". Éste repercute en los jóvenes que deciden no ingerir alimentos "con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar de peso", explican.
Por ello, la drunkorexia está compuesta por una serie de alteraciones en la alimentación diaria, sostenida con el abuso de alcohol, "creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas alcohólicas". A tenor de este comportamiento, al reconocido perjuicio para la salud del consumo desmesurado de alcohol "se suma el aporte de energía de todas aquellas bebidas alcohólicas", indican.
En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo, los expertos del Instituto de Obesidad destacan que el hígado femenino sufre más por el alcohol, "aunque ingiera menos cantidad y durante un tiempo más corto que el hombre". Así, bebiendo la misma cantidad que un varón, "la sangre de una mujer absorbe entre un 30 por ciento y un 50 por ciento más", señalan.
Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que "con un 60 por ciento menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía", observan. A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, "sobre todo, entre las chicas jóvenes", lamentan.
Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el objetivo de "tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida", sostienen. Además, será necesaria la participación de un nutricionista, "para restaurar el equilibrio nutricional perdido" y un médico de cabecera, concluyen
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