martes, 12 de junio de 2012

Obesidad y el síndrome de resistencia a la insulina

La obesidad es la principal evidencia del síndrome de resistencia a la insulina, alertó Miguel Escalante Pulido, titular de la jefatura de Endocrinología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO) del IMSS en Jalisco.

Explicó que quien padece el síndrome, a pesar de producir la hormona, ésta no es capaz de metabolizar el azúcar circulante ni de regular otras funciones importantes, de ahí que el riesgo de sufrir infartos cerebrales o cardiacos se incremente.

Señaló que 90% de los obesos padece dicha alteración, conocida también como síndrome metabólico.

Sólo el 25% de las personas delgadas presentan el síndrome de resistencia a la insulina, la producción sí ocurre, incluso en cantidades mayores a las normales; sin embargo, no desarrolla las funciones metabólicas y fisiológicas de forma adecuada.

Quien padece resistencia a la insulina empieza a tener hipertensión arterial, quistes ováricos y eleva la producción de ácidos grasos que se depositan en el hígado, en lo que se conoce como esteatosis hepática o hígado graso, entre otros efectos adversos.

La resistencia a la insulina o síndrome metabólico se relaciona no sólo con diabetes, sino con otras enfermedades como obesidad, hipertensión arterial, dislipidemias (colesterol y triglicéridos altos) y fenómenos de alta coagulabilidad, todo esto puede ocurrir aún sin tener la glucosa elevada.

Explicó que por tratarse de un síndrome, el daño potencial de la resistencia a la insulina se extiende a diferentes órganos y sistemas, “dependiendo del caso, por ejemplo los obesos van a tener problemas para respirar, se llama disnea e incluso al dormir van a tener también dificultad respiratoria o apnea del sueño”.

“Por su parte, los que debido a la resistencia a la insulina desarrollan hipertensión, sufren de dolores de cabeza intensos, así como de latido cardiaco acelerado -palpitaciones-, mientras que en los diabéticos con este síndrome, la pérdida rápida de peso y la necesidad frecuente de orinar, son datos característicos”.

Resaltó que dado que se trata de un síndrome que aparece aún en personas no diabéticas, una intervención en ese momento puede evitar esta peligrosa transición.

De manera que ajustes en la dieta y actividad física en general, pero muy particularmente en personas obesas, son importantes para que al bajar de peso se elimine la resistencia a la insulina, estableció.

Destacó que la fatiga y cansancio frecuentes son también evidencia de síndrome metabólico, “muchos de quienes lo padecen, pueden estar sin síntoma alguno, de ahí la recomendación de que al menos una vez al año se procure un chequeo médico”.

Explicó que en este chequeo médico, debe incluirse una evaluación física que contemple medición de peso, talla, circunferencia de la cintura, presión arterial, glucosa y lípidos, máxime cuando la persona tiene familiares en primero o segundo grado con antecedentes de hipertensión, diabetes o ambas.

Subrayó que el problema de la resistencia a la insulina, es que predispone a quien lo padece a un fácil desarrollo de infartos cerebrales o cardiacos, y por ende eleva el riesgo de discapacidad e incluso de muerte.

Fuente.- elsiglodetorreon.com.mx
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