En los últimos años se ha observado un aumento del número de personas con asma y obesidad en los países desarrollados, un hecho que ha llevado a realizar diferentes estudios sobre el grado de relación entre ambas patologías. Por separado, son dos trastornos crónicos muy prevalentes y de gran impacto en la salud pública. “Coincidiendo con dicho incremento, numerosos trabajos han sugerido una relación entre asma y obesidad. Aunque la naturaleza exacta de esta asociación no se ha aclarado completamente, según los datos epidemiológicos publicados , la obesidad precede al asma, aumenta tanto su prevalencia como su gravedad y puede alterar la eficacia de los fármacos utilizados habitualmente para su tratamiento”, explica la Dra Valentina Gutiérrez miembro del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) al frente de la Unidad de Alergología del Hospital Casa de Salud.
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Asma, la SEAIC se une a la iniciativa de la Global Initiative for Asthma (GINA), que desde 1998 celebra este día el primer martes de mayo en todo el mundo, con el objetivo de crear conciencia y mejorar el cuidado de esta patología.
Estudios realizados en España muestran que entre un 3% y un 7% de la población adulta tiene asma. Esta cifra es algo más elevada (entre un 5% y un 10%) en la población menor de 6 años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.
Hay varios factores que pueden explicar la relación entre asma y obesidad. El primero, y puramente mecánico, es la reducción de la capacidad de adaptación o elasticidad pulmonar del sujeto asmático cuando aumenta de peso. Al ganar peso, se amplía el tejido adiposo y con ello la masa de tejido que se debe movilizar, mermando la ventilación pulmonar. Además, el propio tejido adiposo favorece una situación de inflamación crónica que repercute a nivel pulmonar. No se debe olvidar que el asma bronquial es, en sí misma, una enfermedad inflamatoria.
La mayoría de los estudios prospectivos demuestran que la obesidad es un factor de riesgo para el diagnóstico de asma, con un incremento del 1,1 y 3 veces. En el estudio con mayor número de sujetos incluidos y con un seguimiento más prolongado (135.000 pacientes durante 21 años) la incidencia del asma aumentó un 10% y un 7% por unidad de incremento de Índice de Masa Corporal (IMC) en hombres y mujeres, respectivamente . Sin embargo, no siempre se confirma esta relación.
En población pediátrica, el estudio prospectivo más reciente realizado en niños (4.393 niños sin síntomas de asma durante los primeros dos años de vida, seguidos durante 14 años) demostró que en el grupo con un IMC elevado (por encima de percentil 85) en el momento del reclutamiento (2 años) desarrolló asma en una proporción mayor que los niños incluidos con un IMC bajo . “Este dato confirma que la obesidad es una factor de riesgo para la aparición de asma durante la primera infancia, que es el momento en el que desarrollan la enfermedad una gran parte de los pacientes”.
Fuente.- vlcnoticias.com
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