Dentro de 20 años, la mitad de la población en México estará en riesgo de fallecer debido al consumo excesivo de grasas, señala un informe del Departamento de Cardiología del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Además, también para el 2030 alrededor de 60 millones de mexicanos podrían morir de infarto o derrame cerebral si mantienen los malos hábitos alimenticios, en especial el consumo de grasas saturadas, señala el estudio en poder de la bancada del PT en la Cámara de Diputados.
Frente a este panorama, el coordinador del grupo parlamentario petista en San Lázaro, Alberto Anaya, propuso prohibir la producción y comercialización de alimentos industrializados que no contengan, en el caso de los líquidos, al menos el tres por ciento de proteína y, en los sólidos, ocho por ciento del peso total del producto.
Mediante reformas al artículo 4 de la Constitución Política, el legislador busca que la Carta Magna, además de contemplar el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, “puntualice la protección a los niños y niñas contra los ataques televisivos a través de propagandas que inciten y promuevan la compra de comida chatarra”.
Si las personas continúan alimentándose principalmente de comida chatarra como hamburguesas, pizzas, papas fritas, pasteles y dulces, advirtió, su salud será frágil y muy probablemente en el mediano plazo se verá afectada, advirtió.
Anaya recordó que la ingesta excesiva de grasas, harinas blancas y azúcar produce serias consecuencias como la obesidad.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, en México siete de cada 10 personas presentan sobrepeso, ocupando el segundo lugar en incidencia mundial después de Estados Unidos, así como enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de mortalidad en el país.
Puntualizó que el costo de luchar contra las enfermedades derivadas de la obesidad, como la diabetes en las mujeres y los males cardiovasculares en los hombres, corre a cargo del sector público, no del privado, que “paradójicamente es quien alienta estos males con sus productos”.
Subrayó que la comida chatarra no aporta una buena nutrición porque carece de fibra, proteína, vitaminas, ácidos grasos y omegas 3, 6 y 9, sino demasiadas calorías.
De igual forma, los pocos nutrientes que proporciona son de mala calidad y contienen sustancias químicas artificiales o sintéticas no asimilables por el organismo, “incluso algunas de ellas con riesgo de ser cancerígenas”.
Fuente.- cronica.com.mx
Además, también para el 2030 alrededor de 60 millones de mexicanos podrían morir de infarto o derrame cerebral si mantienen los malos hábitos alimenticios, en especial el consumo de grasas saturadas, señala el estudio en poder de la bancada del PT en la Cámara de Diputados.
Frente a este panorama, el coordinador del grupo parlamentario petista en San Lázaro, Alberto Anaya, propuso prohibir la producción y comercialización de alimentos industrializados que no contengan, en el caso de los líquidos, al menos el tres por ciento de proteína y, en los sólidos, ocho por ciento del peso total del producto.
Mediante reformas al artículo 4 de la Constitución Política, el legislador busca que la Carta Magna, además de contemplar el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, “puntualice la protección a los niños y niñas contra los ataques televisivos a través de propagandas que inciten y promuevan la compra de comida chatarra”.
Si las personas continúan alimentándose principalmente de comida chatarra como hamburguesas, pizzas, papas fritas, pasteles y dulces, advirtió, su salud será frágil y muy probablemente en el mediano plazo se verá afectada, advirtió.
Anaya recordó que la ingesta excesiva de grasas, harinas blancas y azúcar produce serias consecuencias como la obesidad.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, en México siete de cada 10 personas presentan sobrepeso, ocupando el segundo lugar en incidencia mundial después de Estados Unidos, así como enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de mortalidad en el país.
Puntualizó que el costo de luchar contra las enfermedades derivadas de la obesidad, como la diabetes en las mujeres y los males cardiovasculares en los hombres, corre a cargo del sector público, no del privado, que “paradójicamente es quien alienta estos males con sus productos”.
Subrayó que la comida chatarra no aporta una buena nutrición porque carece de fibra, proteína, vitaminas, ácidos grasos y omegas 3, 6 y 9, sino demasiadas calorías.
De igual forma, los pocos nutrientes que proporciona son de mala calidad y contienen sustancias químicas artificiales o sintéticas no asimilables por el organismo, “incluso algunas de ellas con riesgo de ser cancerígenas”.
Fuente.- cronica.com.mx
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