El tres por ciento de los mexicanos padecen obesidad mórbida, lo que representa una gran carga para los hospitales y servicios de salud, así como una enorme fuente de problemas para el mercado laboral y para la sociedad en su conjunto”, destacó Juan Pablo Méndez Blanco, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Estudios han comprobado que de 40 a 60 por ciento de los casos de obesidad mórbida son secundarios a alteraciones genéticas, aunque éstas no hayan sido identificadas con precisión. Por otro lado, ello no indica que alguien tenga un gen que lo hace tener un metabolismo diferente y ser obeso. Sí hay alteraciones del metabolismo predeterminadas genéticamente que condicionan la obesidad, pero “son pocas”.
Lo que sucede es que el obeso no puede parar de comer, lo hace en exceso, y un gran componente de este comportamiento “está determinado también genéticamente”, explicó el académico.
Así pues, mientras las personas delgadas se restringen y no ingieren alimento hasta saciar por completo su apetito, los obesos lo hacen sin parar hasta sentirse muchas veces más que satisfechos, y eso es lo que deriva en su condición. “Lo ideal es tener un balance entre ingesta de calorías y utilización de éstas. “Es como una cuenta en el banco, si meto dinero en ella y no lo saco, voy a acumularlo cada vez más, pero si lo retiro poco a poco, alcanzaré un equilibrio financiero. Así de sencillo y de complejo es este asunto, porque se dice con facilidad que hay que comer menos, pero esto se vuelve difícil para la gente”, reconoció.
A la fecha, los medicamentos desarrollados para tratar la obesidad tienen “un éxito limitado”; es más, algunos han sido retirados del mercado porque desatan efectos adversos serios que “actúan sobre el sistema nervioso central, e inhiben o disminuyen el apetito, lo que afecta otros centros del sistema nervioso y produce una serie de problemas. En la actualidad no existe, como quieren muchos pacientes, la pastilla mágica para bajar de peso”, aclaró.
La cirugía bariátrica, dijo el académico de la UNAM, “es el único tratamiento efectivo contra la obesidad mórbida”, pero con el 3% de la población bajo esta condición, resulta “casi imposible” operar a millones de personas en México, o a cientos de millones de personas en el mundo, reconoció.
La OMS fijó los tres grados de la obesidad de acuerdo con el índice de masa corporal (IMC) de los individuos, que se obtiene al dividir el peso de la persona entre el cuadrado de la talla o estatura. Se considera normal si el resultado es de 20 a 25; sobrepeso de 25 a 29.9; obesidad grado 1, de 30 a 34.9; obesidad grado 2, de 35 a 39.9, y obesidad grado 3 ó mórbida, de 40 en adelante.
“Estos últimos son los que presentan mayores complicaciones no sólo metabólicas (se ven desde los primeros grados de obesidad), sino también locomotoras por osteoartrosis e inmovilidad, y por consiguiente, los que requieren mayor atención médica”, apuntó el también coordinador de la Unidad de Investigación en Obesidad que la FM tiene en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Se han asociado muchos genes al desarrollo de esta afección, pero se ha demostrado que pocos son causales directos. Asimismo, para el especialista “no se puede hablar de una sola obesidad” sino de varias, porque es diferente una mórbida en un joven, que una grado 1 en adultos de 50 ó 60 años de edad.
“Son entidades patológicas diferentes. El sexo y la edad, así como el grado que alcance, determinarán los factores de riesgo, los pronósticos y la calidad y esperanza de vida”.
Fuente.- noticiasmvs.com
Estudios han comprobado que de 40 a 60 por ciento de los casos de obesidad mórbida son secundarios a alteraciones genéticas, aunque éstas no hayan sido identificadas con precisión. Por otro lado, ello no indica que alguien tenga un gen que lo hace tener un metabolismo diferente y ser obeso. Sí hay alteraciones del metabolismo predeterminadas genéticamente que condicionan la obesidad, pero “son pocas”.
Lo que sucede es que el obeso no puede parar de comer, lo hace en exceso, y un gran componente de este comportamiento “está determinado también genéticamente”, explicó el académico.
Así pues, mientras las personas delgadas se restringen y no ingieren alimento hasta saciar por completo su apetito, los obesos lo hacen sin parar hasta sentirse muchas veces más que satisfechos, y eso es lo que deriva en su condición. “Lo ideal es tener un balance entre ingesta de calorías y utilización de éstas. “Es como una cuenta en el banco, si meto dinero en ella y no lo saco, voy a acumularlo cada vez más, pero si lo retiro poco a poco, alcanzaré un equilibrio financiero. Así de sencillo y de complejo es este asunto, porque se dice con facilidad que hay que comer menos, pero esto se vuelve difícil para la gente”, reconoció.
A la fecha, los medicamentos desarrollados para tratar la obesidad tienen “un éxito limitado”; es más, algunos han sido retirados del mercado porque desatan efectos adversos serios que “actúan sobre el sistema nervioso central, e inhiben o disminuyen el apetito, lo que afecta otros centros del sistema nervioso y produce una serie de problemas. En la actualidad no existe, como quieren muchos pacientes, la pastilla mágica para bajar de peso”, aclaró.
La cirugía bariátrica, dijo el académico de la UNAM, “es el único tratamiento efectivo contra la obesidad mórbida”, pero con el 3% de la población bajo esta condición, resulta “casi imposible” operar a millones de personas en México, o a cientos de millones de personas en el mundo, reconoció.
La OMS fijó los tres grados de la obesidad de acuerdo con el índice de masa corporal (IMC) de los individuos, que se obtiene al dividir el peso de la persona entre el cuadrado de la talla o estatura. Se considera normal si el resultado es de 20 a 25; sobrepeso de 25 a 29.9; obesidad grado 1, de 30 a 34.9; obesidad grado 2, de 35 a 39.9, y obesidad grado 3 ó mórbida, de 40 en adelante.
“Estos últimos son los que presentan mayores complicaciones no sólo metabólicas (se ven desde los primeros grados de obesidad), sino también locomotoras por osteoartrosis e inmovilidad, y por consiguiente, los que requieren mayor atención médica”, apuntó el también coordinador de la Unidad de Investigación en Obesidad que la FM tiene en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Se han asociado muchos genes al desarrollo de esta afección, pero se ha demostrado que pocos son causales directos. Asimismo, para el especialista “no se puede hablar de una sola obesidad” sino de varias, porque es diferente una mórbida en un joven, que una grado 1 en adultos de 50 ó 60 años de edad.
“Son entidades patológicas diferentes. El sexo y la edad, así como el grado que alcance, determinarán los factores de riesgo, los pronósticos y la calidad y esperanza de vida”.
Fuente.- noticiasmvs.com
Twitter: @bandagastrica
Síguenos en Facebook: http://www.facebook.com/banda.gastrica
No hay comentarios:
Publicar un comentario