La soja está cada vez más presente en nuestra dieta. Lo que un día fue una rareza en forma de la salsa de soja que descubrimos en los restaurantes chinos, es hoy un alimento que podemos comprar en varias de sus muchas presentaciones.
Haremos bien al incorporar soja a nuestra alimentación. De entrada, nuestro cerebro nos lo agradecerá. Las isoflavonas son unas sustancias naturales de origen vegetal que restauran los niveles de producción de células deterioradas en el cerebro a causa de la obesidad. Y es la soja la fuente más abundante de isoflavonas.
La obesidad puede causar lesiones en el cerebro al influir en la regeneración neuronal o neurogénesis. Una investigación española ha demostrado que la administración de isoflavonas restaura los niveles de neurogénesis (nacimiento de neuronas o producción de células del sistema nervioso central) en el hipocampo (área relacionada con la regulación de la memoria, la cognición y el control emocional) que la obesidad había deteriorado.
El estudio ha sido realizado por científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), adscritos al Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERon) y de la Universidad de Málaga. La investigación, cuyos resultados publica la revista científica Plos One, se ha realizado con roedores.
Ahora, de probarse en humanos, podría "abrir una vía terapéutica de largo recorrido" beneficiosa para las personas. Las isoflavonas podrían suponer una alternativa real al tratamientos farmacológico en la lucha contra el daño cerebral relacionado con la obesidad, destacan desde el CIBERon.
Donde se come soja no hay epidemia de obesidad
La obesidad es una enfermedad que conlleva una reducción de la esperanza de vida y el aumento de trastornos metabólicos como la hiperinsulinemia, resistencia a la insulina y la diabetes tipo II, además de poder estar relacionada con lesiones cerebrovasculares. No deja de aumentar en el mundo occidental, pero en los países asiáticos es muy baja, lo que ha centrado el interés en sus dietas, en las que la soja tiene un gran protagonismo.
Así, está probado que las isoflavonas son un potente antioxidante que alivian los síntomas de la menopausia, reducen el riesgo de enfermedades del corazón, mejoran la salud ósea y realizan una acción antitumoral y anticancerígena.
Fuente.- 20minutos.es
Haremos bien al incorporar soja a nuestra alimentación. De entrada, nuestro cerebro nos lo agradecerá. Las isoflavonas son unas sustancias naturales de origen vegetal que restauran los niveles de producción de células deterioradas en el cerebro a causa de la obesidad. Y es la soja la fuente más abundante de isoflavonas.
La obesidad puede causar lesiones en el cerebro al influir en la regeneración neuronal o neurogénesis. Una investigación española ha demostrado que la administración de isoflavonas restaura los niveles de neurogénesis (nacimiento de neuronas o producción de células del sistema nervioso central) en el hipocampo (área relacionada con la regulación de la memoria, la cognición y el control emocional) que la obesidad había deteriorado.
El estudio ha sido realizado por científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), adscritos al Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERon) y de la Universidad de Málaga. La investigación, cuyos resultados publica la revista científica Plos One, se ha realizado con roedores.
Ahora, de probarse en humanos, podría "abrir una vía terapéutica de largo recorrido" beneficiosa para las personas. Las isoflavonas podrían suponer una alternativa real al tratamientos farmacológico en la lucha contra el daño cerebral relacionado con la obesidad, destacan desde el CIBERon.
Donde se come soja no hay epidemia de obesidad
La obesidad es una enfermedad que conlleva una reducción de la esperanza de vida y el aumento de trastornos metabólicos como la hiperinsulinemia, resistencia a la insulina y la diabetes tipo II, además de poder estar relacionada con lesiones cerebrovasculares. No deja de aumentar en el mundo occidental, pero en los países asiáticos es muy baja, lo que ha centrado el interés en sus dietas, en las que la soja tiene un gran protagonismo.
Así, está probado que las isoflavonas son un potente antioxidante que alivian los síntomas de la menopausia, reducen el riesgo de enfermedades del corazón, mejoran la salud ósea y realizan una acción antitumoral y anticancerígena.
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