martes, 9 de abril de 2013

Platos pequeños para combatir obesidad infantil

Uno de cada tres niños sufre sobrepeso en Estados Unidos y el número de casos crece cada día. Para paliar este incremento continuo desde hace décadas, científicos de Filadelfia han publicado un estudio este lunes en el que proponen reducir el tamaño de los platos y cuencos para conseguir que los niños coman menos. En un país donde los restaurantes de come todo lo que puedas están a la orden de día, los expertos confían en que erradicar esta costumbre desde la infancia es parte de la solución para acabar con la obesidad y el sobrepeso en EE UU. "Disminuir el tamaño de los platos es algo que los padres pueden incorporar en la vida de los niños sin problemas, en su día a día, no exige una gran dificultad", ha explicado Jennifer Fisher, una de las autoras, a Reuters.


Este último estudio, subvencionado por el Departamento de Agricultura de EE UU, surge de la observación de 42 alumnos de primaria a los que se les dio la oportunidad de servirse ellos mismos los alimentos. Tras ocho días de evaluación, en cuatro de ellos los menores comieron en platos y tazones talla infantil y en los otros cuatro, tamaño de adulto (el doble de grande), los niños llenaron sus platos de alimentos con un valor calórico promedio de unas 400 calorías; en los que los más escogidos fueron la pasta y los delicias de pollo. “Los menores aumentaron este promedio en 90 calorías cuando usaron un recipiente de tamaño adulto”, ha continuado Fisher. “Además, algunos comieron por los ojos e ingirieron la mitad de calorías adicionales que se sirvieron independientemente del tamaño”.

Los investigadores han explicado que aunque estos hallazgos “no prueban que un niño vaya a perder peso por comer en un plato de menor tamaño, sin embargo sí que es una buena opción para las escuelas que pueden implantar raciones más pequeñas en recipientes más pequeños y sembrar precedente. “Sobre todo los resultados son cruciales porque confirman que las consecuencias del tamaño de los platos en adultos es extrapolable a los niños”, ha asegurado Fisher.

La obesidad en la infancia es un problema creciente en EE UU. Cerca de un 17% de los niños y jóvenes de entre los dos y los 19 años la padece, un porcentaje que casi se ha triplicado desde 1980, según datos del Centro y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Las autoridades de EE UU alertan que al menos que no se actúe con eficacia no se podrá paliar las patologías asociadas a la obesidad como son las enfermedades cardíacas, el cáncer y otros problemas de salud (sin mencionar los problemas sociales y emocionales que acarrea), “lo que podría convertir a estos niños y jóvenes en la primera generación que muere antes que sus padres”.

Otras recomendaciones apuntan a que los padres sigan los consejos de la página web choosemyplate.gov. Cada comida, según estos expertos, se debería componer de un cuarto de cereales enteros, un cuarto de proteínas como carne, pescado o huevos, y el resto, la mitad, de verduras y frutas. Además, aconsejan a los padres abandonar la pauta tan tradicional de “dejar el plato limpio”. “Es mejor que los niños aprendan a saber cuando tienen hambre, organizarles cuándo deben hacerlo y dejen de comer cuando estén saciados; y así evitar que ingieran productos muy calóricos entre horas que llevan al sobrepeso”, explican en la página Web.

Fuente.- elpais.com

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