(QUO) — Liberarte de los malos hábitos sí es un asunto de fuerza de voluntad. Ponerla en práctica de forma exitosa implica reconfigurar tu cerebro.
Nuestra vida no es más que un conjunto de hábitos que constituyen costumbres como el momento y la manera de dormir, cómo trabajamos o lo que comemos, por decir algunos. Un estudio realizado en la Universidad de Duke, en Estados Unidos, en 2006, revelaba que más del 40% de las acciones que realizamos cada día son hábitos.
Los neurólogos han descubierto que cambiar uno de estos hábitos genera una modificación en los patrones neurológicos. Los especialistas estudiaron el caso de una mujer que transformó sus hábitos alimentarios, de sueño, laborales y comenzó a planificar el futuro.
"Todavía se podía ver la actividad neuronal de sus viejas conductas, pero esos impulsos habían sido desplazados por otros. Al alterar sus hábitos también había transformado su cerebro", explicó Charles Duggig, en su libro El poder de los hábitos.
Todo lo que la mujer hizo fue tener fuerza de voluntad. La mayoría de las personas tenemos la creencia de que si tuviéramos un poco más de esa energía, comeríamos mejor, haríamos más ejercicio a diario, ahorraríamos más y nos iría mucho mejor en el trabajo.
"Docenas de estudios demuestran que la fuerza de voluntad es un ingrediente fundamental para alcanzar el éxito personal", añadió Duggig.
June P. Tangney, investigadora en psicología clínica de la Universidad George Mason, Estados Unidos, se dio a la tarea de medir la fuerza de voluntad de un grupo de estudiantes y encontró que quienes sacaron más puntuación tenían mejores notas, más autoestima, menos hábitos compulsivos al comer y beber, así como mejores relaciones sociales.
Gran parte de la actividad cerebral en estos casos está en el lado derecho de los lóbulos frontales del cerebro donde, de acuerdo con Walter Mischel, psicólogo de la Universidad de Columbia, se desarrollan dos sistemas: uno es frío, lento y deliberado; permite el autocontrol, el establecimiento de objetivos y la fuerza de voluntad. El otro es apasionado, emocional e instintivo; se caracteriza por respuestas rápidas y automáticas a ciertos detonantes como los propios bombones, sin tener en cuenta las implicaciones a largo plazo.
"Cuando la fuerza de voluntad falla, la exposición al estímulo apasionado sobrepasa a la del frío y lleva a la ejecución de acciones impulsivas", asegura Mischel.
Mark Muraven, psicólogo de la Universidad de Albany, Nueva York, comprobó que quienes se sienten obligados a ejercer el autocontrol por cuenta de otros se agotan mucho antes que aquellos que lo hacen convencidos y apoyados por sus propias metas y deseos internos. Eso sí, algunos otros estudios también han demostrado que un buen estado de ánimo ayuda a tener más fuerza de voluntad.
Los neurólogos coinciden en que es mejor fortalecer la fuerza de voluntad desde la infancia. Los niños demuestran tener más autodisciplina y control, es más probable que lo mantengan en su edad adulta.
Además, quienes presentan más fuerza de voluntad en sus primeros años serán adultos más felices y con una vida más exitosa.
De adultos también es posible trasnformarnos y los especialistas aseguran que 21 días son suficientes para lograrlo. ¿Quieres intentarlo?.
Fuente. cnn.com
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