Chile, país con un índice de obesidad infantil mucho menor al de México, aprobó una ley contra la obesidad que entrará en vigor en junio de 2013 en la que se prohibe regalar juguetes junto con la comida para niños.
El senador Guido Girardi, expresidente del Senado chileno, argumenta que esta ley debe ser acatada ya, especialmente, en el caso de la Cajita Feliz y el sinnúmero de “regalos” que se ofertan a los niños y niñas en la compra de comida chatarra.
La discusión entre el ministro de Salud y el senador chileno es sólo sobre cuándo debe entrar en vigor la ley.
Desgraciadamente, en México no hemos llegado aún a una ley. A lo más que hemos llegado es a un acuerdo voluntario, sin carácter obligatorio, sin sanciones y sin presupuesto asignado: el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria.
En este contexto, el senador Girardi presentó recientemente una denuncia contra la autoridad chilena por permitir que McDonald’s, Burger King, otras cadenas de comida rápida, así como diversos empresas productoras de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, grasas y sal, promuevan sus productos ofreciendo regalos. La ley ya aprobada en Chile prohíbe la oferta de regalos en la compra de alimentos y bebidas no saludables.
En las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud dirigidas a los gobiernos para que protejan a su población infantil del daño que produce la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a ellos, se reconoce que uno de los mecanismos más efectivos de engaño y manipulación, que se “aprovecha de su inexperiencia y credulidad”, es el uso de “regalos”.
La dimensión que ha tomado el uso de los “regalos” para generar ventas de comida chatarra y bebidas entre la infancia se puede ejemplificar con el dato de que la empresa que más juguetes comercializa en el mundo es McDonald’s. Y detrás de ella está Burger King y empresas como Sabritas, Kellog’s y Bimbo, entre muchas otras.
Desde la Guerra de las Galaxias, George Lukas declaraba que el mayor negocio de las películas dirigidas a los menores de edad ya no radicaba en la cantidad de público que pagaba su entrada en el cine, sino en las licencias que se venden a las empresas productoras de juguetes, a las cadenas de comida rápida, a los productores de comida chatarra y bebidas, a los fabricantes de ropa y todo tipo de artículos dirigidos a los niños y las niñas, para que utilicen los personajes creados en esos filmes.
La escalada de la publicidad que abarca todo el entorno de los menores de edad no se ha detenido, se ha fortalecido, continúa.
No es una casualidad que películas como la Era del Hielo 4 coincida con las vacaciones de verano. Los juguetes vinculados a esta película salen simultáneamente a su estreno.
El lanzamiento de la película no es sólo de la cinta, es parte de un lanzamiento mundial con muchos frentes mercadotécnicos: incluye al menos a la mayor cadena de comida rápida del mundo McDonald’s, que oferta en su Cajita Feliz los personajes del filme, y a la mayor cadena mundial de frituras, que en México conocemos como Sabritas, de Pepsico, que ha lanzado una nueva edición de sus tazos con los mismos personajes.
De manera paralela y en todos los rincones del mundo, los niños y niñas ven reproducidos los personajes de la Era del Hielo 4 en camisetas, pijamas, calcomanías, cuadernos, mochilas, etcétera.
No puede haber legislación que combata la obesidad que no prohíba la oferta de “regalos” para lograr la venta de alimentos y bebidas no saludables, y que no prohíba la publicidad de estos productos.
Los regalos y la publicidad que se dirige a la infancia, a una población mucho más vulnerable al engaño y la manipulación, es un factor determinante en el deterioro de los hábitos alimentarios, más cuando esta influencia se da en un periodo en que se están formando hábitos que, seguramente, se mantendrán de por vida.
Las legislaciones dirigidas a impedir que la comida chatarra se promueva entre los menores a través de la oferta de regalos están avanzando en diversas regiones del mundo.
De hecho, la tendencia mundial es prohibir la publicidad dirigida a la infancia de este tipo de productos, a pesar de la resistencia y el enorme cabildeo de las grandes corporaciones.
Existe la evidencia científica suficiente que demuestra que esta es una de las formas más eficientes de manipulación y engaño a los niños y las niñas, induciéndolos desde pequeños al consumo de alimentos y bebidas que atetan contra su salud.
Mientras tanto, en México, con el mayor índice de sobrepeso y obesidad infantil del mundo, no contamos con una ley y se permite a las empresas generar su propio código de autorregulación de la publicidad de alimentos y bebidas que dirigen a la infancia.
El senador Guido Girardi, expresidente del Senado chileno, argumenta que esta ley debe ser acatada ya, especialmente, en el caso de la Cajita Feliz y el sinnúmero de “regalos” que se ofertan a los niños y niñas en la compra de comida chatarra.
La discusión entre el ministro de Salud y el senador chileno es sólo sobre cuándo debe entrar en vigor la ley.
Desgraciadamente, en México no hemos llegado aún a una ley. A lo más que hemos llegado es a un acuerdo voluntario, sin carácter obligatorio, sin sanciones y sin presupuesto asignado: el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria.
En este contexto, el senador Girardi presentó recientemente una denuncia contra la autoridad chilena por permitir que McDonald’s, Burger King, otras cadenas de comida rápida, así como diversos empresas productoras de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, grasas y sal, promuevan sus productos ofreciendo regalos. La ley ya aprobada en Chile prohíbe la oferta de regalos en la compra de alimentos y bebidas no saludables.
En las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud dirigidas a los gobiernos para que protejan a su población infantil del daño que produce la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a ellos, se reconoce que uno de los mecanismos más efectivos de engaño y manipulación, que se “aprovecha de su inexperiencia y credulidad”, es el uso de “regalos”.
La dimensión que ha tomado el uso de los “regalos” para generar ventas de comida chatarra y bebidas entre la infancia se puede ejemplificar con el dato de que la empresa que más juguetes comercializa en el mundo es McDonald’s. Y detrás de ella está Burger King y empresas como Sabritas, Kellog’s y Bimbo, entre muchas otras.
Desde la Guerra de las Galaxias, George Lukas declaraba que el mayor negocio de las películas dirigidas a los menores de edad ya no radicaba en la cantidad de público que pagaba su entrada en el cine, sino en las licencias que se venden a las empresas productoras de juguetes, a las cadenas de comida rápida, a los productores de comida chatarra y bebidas, a los fabricantes de ropa y todo tipo de artículos dirigidos a los niños y las niñas, para que utilicen los personajes creados en esos filmes.
La escalada de la publicidad que abarca todo el entorno de los menores de edad no se ha detenido, se ha fortalecido, continúa.
No es una casualidad que películas como la Era del Hielo 4 coincida con las vacaciones de verano. Los juguetes vinculados a esta película salen simultáneamente a su estreno.
El lanzamiento de la película no es sólo de la cinta, es parte de un lanzamiento mundial con muchos frentes mercadotécnicos: incluye al menos a la mayor cadena de comida rápida del mundo McDonald’s, que oferta en su Cajita Feliz los personajes del filme, y a la mayor cadena mundial de frituras, que en México conocemos como Sabritas, de Pepsico, que ha lanzado una nueva edición de sus tazos con los mismos personajes.
De manera paralela y en todos los rincones del mundo, los niños y niñas ven reproducidos los personajes de la Era del Hielo 4 en camisetas, pijamas, calcomanías, cuadernos, mochilas, etcétera.
No puede haber legislación que combata la obesidad que no prohíba la oferta de “regalos” para lograr la venta de alimentos y bebidas no saludables, y que no prohíba la publicidad de estos productos.
Los regalos y la publicidad que se dirige a la infancia, a una población mucho más vulnerable al engaño y la manipulación, es un factor determinante en el deterioro de los hábitos alimentarios, más cuando esta influencia se da en un periodo en que se están formando hábitos que, seguramente, se mantendrán de por vida.
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De hecho, la tendencia mundial es prohibir la publicidad dirigida a la infancia de este tipo de productos, a pesar de la resistencia y el enorme cabildeo de las grandes corporaciones.
Existe la evidencia científica suficiente que demuestra que esta es una de las formas más eficientes de manipulación y engaño a los niños y las niñas, induciéndolos desde pequeños al consumo de alimentos y bebidas que atetan contra su salud.
Mientras tanto, en México, con el mayor índice de sobrepeso y obesidad infantil del mundo, no contamos con una ley y se permite a las empresas generar su propio código de autorregulación de la publicidad de alimentos y bebidas que dirigen a la infancia.
Fuente.- elpoderdelconsumidor.org
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