Ciudad de México.- Aunque México sigue ocupando la segunda posición con el mayor nivel de obesidad entre los países de la OCDE, no ha aplicado las medidas que esta organización considera como las más efectivas para su combate, como elevar los impuestos a productos no saludables.
En el documento "Actualización sobre Obesidad 2012", la OCDE destaca que sólo Estados Unidos supera a México como el país con más obesidad, pues 33.8 por ciento de su población presenta este problema contra un 30 por ciento de los mexicanos.
En cuanto a obesidad infantil, indica el reporte, México ocupa el cuarto lugar en la tabla de niños entre 5 y 17 años más obesos, con 29 por ciento de sus niñas y 28.
1 por ciento de sus niños, sólo por debajo de Grecia, Estados Unidos e Italia.
"La prevalencia de la obesidad hoy en día varía casi 10 veces entre los países de la OCDE, entre un mínimo de 4 por ciento en Japón y Corea, a 30 por ciento o más en Estados Unidos y México", subraya.
En el reporte, la OCDE reconoce que México es uno de los países que han aplicado en los últimos tres años políticas destinadas a luchar contra este problema de salud pública, junto con Francia, España e Italia, naciones que aplicaron programas destinados principalmente a combatir la obesidad en el ámbito escolar.
Sin embargo, destaca que las medidas que han demostrado ser más efectivas para reducir los niveles de obesidad entre la población son las orientadas a elevar impuestos a alimentos no saludables, práctica que se ha aplicado en países como Dinamarca, Hungría, Finlandia y Francia.
"La verdadera novedad de los últimos tres años ha sido el fuerte y creciente interés en el uso de medidas fiscales para limitar el consumo de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal.
"Varios países de la OCDE presentaron los impuestos sobre alimentos y bebidas poco saludables en 2011 como parte de sus esfuerzos para luchar contra la obesidad. Los impuestos, junto con otras medidas, pueden mejorar la salud mediante el cambio de los hábitos de alimentación. Al mismo tiempo, pueden generar ingresos importantes", indica la OCDE.
El documento explica que el impacto de una política fiscal con orientación nutricional se determina por la respuesta de los consumidores ante los cambios de precios de ciertos alimentos.
En 2010, la OCDE hizo una serie de propuestas para reducir los niveles de obesidad y sobrepeso en los países que la integran, entre las que incluyó la aplicación de impuestos a productos altamente calóricos, una mayor regulación de la publicidad de alimentos y bebidas al público infantil y un control de estos productos en las escuelas.
En ese momento indicó que una serie de medidas con bajos costos podrían lograr importantes resultados en los diferentes países y para los gobiernos su aplicación variaría entre los 12 dólares que costaría en México a 32 dólares en Canadá.
Nota de Margarita Vega, difundida por terra.com.mx
En el documento "Actualización sobre Obesidad 2012", la OCDE destaca que sólo Estados Unidos supera a México como el país con más obesidad, pues 33.8 por ciento de su población presenta este problema contra un 30 por ciento de los mexicanos.
En cuanto a obesidad infantil, indica el reporte, México ocupa el cuarto lugar en la tabla de niños entre 5 y 17 años más obesos, con 29 por ciento de sus niñas y 28.
1 por ciento de sus niños, sólo por debajo de Grecia, Estados Unidos e Italia.
"La prevalencia de la obesidad hoy en día varía casi 10 veces entre los países de la OCDE, entre un mínimo de 4 por ciento en Japón y Corea, a 30 por ciento o más en Estados Unidos y México", subraya.
En el reporte, la OCDE reconoce que México es uno de los países que han aplicado en los últimos tres años políticas destinadas a luchar contra este problema de salud pública, junto con Francia, España e Italia, naciones que aplicaron programas destinados principalmente a combatir la obesidad en el ámbito escolar.
Sin embargo, destaca que las medidas que han demostrado ser más efectivas para reducir los niveles de obesidad entre la población son las orientadas a elevar impuestos a alimentos no saludables, práctica que se ha aplicado en países como Dinamarca, Hungría, Finlandia y Francia.
"La verdadera novedad de los últimos tres años ha sido el fuerte y creciente interés en el uso de medidas fiscales para limitar el consumo de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal.
"Varios países de la OCDE presentaron los impuestos sobre alimentos y bebidas poco saludables en 2011 como parte de sus esfuerzos para luchar contra la obesidad. Los impuestos, junto con otras medidas, pueden mejorar la salud mediante el cambio de los hábitos de alimentación. Al mismo tiempo, pueden generar ingresos importantes", indica la OCDE.
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