Se quejan los expertos de que los periodistas abordan la obesidad infantil como un problema derivado de comer bollos y hamburguesas. Y aclaran que es consecuencia de mucho más: mala alimentación, falta de ejercicio, poca investigación, factores ambientales, causas genéticas y hasta variables sociales, como el nivel cultural de los padres o que por razones laborales no tengan tiempo de preparar una comida casera y saludable.
"Quedarse en el bollo y la hamburguesa es una forma simplista de tratar un tema gravísimo", reprocha a la prensa Jesús Argente, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn). La Organización Mundial de la Salud considera la obesidad como una enfermedad y los expertos ya la plantean como "un problema grave de salud pública". Su preocupación se basa en datos. En Andalucía, por ejemplo, uno de cada cinco niños es obeso. No es que estén algo pasados de kilos (sobrepeso) sino que han alcanzado unos niveles de gordura más graves (obesidad).
"Es un asunto grave que debe abordarse con la celeridad debida. No se hace ni lo suficiente ni lo adecuado. Hay que hacer más y mejor", alerta Argente. El experto reconoce que se han dado pasos. Se ha creado el Observatorio de la Obesidad Infantil, la estrategia NAOS y el propio CIBERobn, que es una iniciativa del Instituto Carlos III, del Ministerio de Sanidad, para que se investigue sobre la obesidad. Precisamente, unos 200 especialistas de ese centro se han reunido en Málaga para poner en común sus avances y seguir trabajando en prevenir y combatir la obesidad.
Pero los expertos creen que hay que hacer más, en muchos frentes, con más recursos y que deben involucrarse administraciones, sanitarios, docentes y también los padres. Campañas de sensibilización, investigación, campamentos de verano, charlas presenciales o vídeos en los centros educativos son solo algunas ideas lanzadas para atajar lo que ya se llama la epidemia del siglo XXI. Los especialistas aclaran que no se puede hablar de obesidad en general, que hay muchas obesidades porque unas están provocadas por muchos genes, otras por uno, algunas forman parte de un síndrome y las hay también de causa aún desconocida.
De hecho, hay niños que comen mucho y están delgados y otros que comen menos y engordan. Por eso, los investigadores dicen que tienen que seguir estudiando las causas. El empeño de los especialistas no es gratuito. La obesidad es detonante de otras patologías como diabetes o hipercolesterolemia. "Un niño obeso tiene más probabilidades de ser un adulto obeso y de padecer enfermedades cardiovasculares", apunta Argente.
Además, hay estudios que demuestran que ciertos tipos de tumores se asocian directamente con la obesidad. Ambas enfermedades constituyen las causas más frecuentes de muerte en el mundo occidental. Por ejemplo, la obesidad incrementa la prevalencia del cáncer de mama y de endometrio en la mujer y del de próstata y colon en el varón, pero aún se desconocen los mecanismos que los vinculan.
"Quedarse en el bollo y la hamburguesa es una forma simplista de tratar un tema gravísimo", reprocha a la prensa Jesús Argente, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn). La Organización Mundial de la Salud considera la obesidad como una enfermedad y los expertos ya la plantean como "un problema grave de salud pública". Su preocupación se basa en datos. En Andalucía, por ejemplo, uno de cada cinco niños es obeso. No es que estén algo pasados de kilos (sobrepeso) sino que han alcanzado unos niveles de gordura más graves (obesidad).
"Es un asunto grave que debe abordarse con la celeridad debida. No se hace ni lo suficiente ni lo adecuado. Hay que hacer más y mejor", alerta Argente. El experto reconoce que se han dado pasos. Se ha creado el Observatorio de la Obesidad Infantil, la estrategia NAOS y el propio CIBERobn, que es una iniciativa del Instituto Carlos III, del Ministerio de Sanidad, para que se investigue sobre la obesidad. Precisamente, unos 200 especialistas de ese centro se han reunido en Málaga para poner en común sus avances y seguir trabajando en prevenir y combatir la obesidad.
Pero los expertos creen que hay que hacer más, en muchos frentes, con más recursos y que deben involucrarse administraciones, sanitarios, docentes y también los padres. Campañas de sensibilización, investigación, campamentos de verano, charlas presenciales o vídeos en los centros educativos son solo algunas ideas lanzadas para atajar lo que ya se llama la epidemia del siglo XXI. Los especialistas aclaran que no se puede hablar de obesidad en general, que hay muchas obesidades porque unas están provocadas por muchos genes, otras por uno, algunas forman parte de un síndrome y las hay también de causa aún desconocida.
De hecho, hay niños que comen mucho y están delgados y otros que comen menos y engordan. Por eso, los investigadores dicen que tienen que seguir estudiando las causas. El empeño de los especialistas no es gratuito. La obesidad es detonante de otras patologías como diabetes o hipercolesterolemia. "Un niño obeso tiene más probabilidades de ser un adulto obeso y de padecer enfermedades cardiovasculares", apunta Argente.
Además, hay estudios que demuestran que ciertos tipos de tumores se asocian directamente con la obesidad. Ambas enfermedades constituyen las causas más frecuentes de muerte en el mundo occidental. Por ejemplo, la obesidad incrementa la prevalencia del cáncer de mama y de endometrio en la mujer y del de próstata y colon en el varón, pero aún se desconocen los mecanismos que los vinculan.
Fuente: malagahoy.es
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