La cirrosis se relaciona generalmente con el excesivo consumo de alcohol y la hepatitis C, sin embargo la obesidad se presenta ahora como una de las principales causas de esta enfermedad que se caracteriza por deteriorar al hígado e impedir cumpla sus funciones vitales como el proceso de nutrientes, hormonas y medicamentos; fabricación de proteínas reguladoras de la coagulación sanguínea; eliminación de bacterias y toxinas de la sangre; y producción de bilis para ayudar a absorber grasas como el colesterol.
Así lo explicó a Sumedico el doctor Omar Bracho, médico naturolópata egresado de la Universidad de Barcelona, con especialidad en investigación en ciencias biomédicas, quien explicó que la cirrosis es una afección en la que el tejido del hígado se deteriora lentamente y forma cicatrices que bloquean parcialmente la circulación de la sangre.
Indicó que si bien el hígado es capaz de regenerar la mayoría de sus propias células cuando se dañan, en el caso de la cirrosis las cicatrices y la falta de circulación sanguínea impiden este proceso de regeneración, “por ello en etapas muy avanzadas de la enfermedad o en etapa terminal la única alternativa viable de supervivencia es el trasplante”.
En el caso de la obesidad, puntualizó, esta genera en primera instancia la enfermedad llamada hígado graso, donde la saturación de lípidos provoca las cicatrices y deriva en la cirrosis.
Pero la cirrosis también se relaciona con otras enfermedades del metabolismo, como es la diabetes y el daño en arterias coronarias, así como con el consumo de medicamentos corticoesteroides (variedad de hormonas del grupo de los esteroides).
Un grado muy severo de cirrosis, enfatizó, es cuando esta se da por combinación del alto consumo de bebidas etílicas, hepatitis C y obesidad.
El especialista apuntó que entre los síntomas de esta enfermedad se encuentran: debilidad, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, pérdida de peso, dolor abdominal e hinchazón cuando se acumula líquido en el abdomen, picazón, vasos sanguíneos en forma de araña cerca de la superficie de la piel.
Así lo explicó a Sumedico el doctor Omar Bracho, médico naturolópata egresado de la Universidad de Barcelona, con especialidad en investigación en ciencias biomédicas, quien explicó que la cirrosis es una afección en la que el tejido del hígado se deteriora lentamente y forma cicatrices que bloquean parcialmente la circulación de la sangre.
Indicó que si bien el hígado es capaz de regenerar la mayoría de sus propias células cuando se dañan, en el caso de la cirrosis las cicatrices y la falta de circulación sanguínea impiden este proceso de regeneración, “por ello en etapas muy avanzadas de la enfermedad o en etapa terminal la única alternativa viable de supervivencia es el trasplante”.
En el caso de la obesidad, puntualizó, esta genera en primera instancia la enfermedad llamada hígado graso, donde la saturación de lípidos provoca las cicatrices y deriva en la cirrosis.
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Fuente: diarioportal.com
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