Cada vez que Ricardo realizaba algún esfuerzo físico mínimo como caminar cinco minutos seguidos o subir las escaleras, empezaba a sentirse agotado y a respirar con dificultad. Sin embargo, no se había dado cuenta del problema que representaba su peso, hasta que en una de sus clases de educación física en la preparatoria, el esfuerzo que tuvo que realizar casi le provoca un desmayo.
Como él uno, de cada tres adolescentes mexicanos padece obesidad, lo que representa el 29% del total de la población joven, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT). Esta enfermedad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en los tejidos que interfiere con el desarrollo físico de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la obesidad como una epidemia mundial, debido a que actualmente más de 300 millones de adultos y 42 millones de niños en el mundo la padecen y cada año mueren 2.6 millones de personas debido a ella, según datos de la OMS.
Las razones del aumento de las tasas de obesidad entre los mexicanos se deben a diversos factores. Entre ellos se encuentran: cambios en los hábitos alimenticios, poca actividad física y predisposición genética.
Cuando lo piensa, Ricardo cree que los hábitos de toda su vida y la falta de ejercicio fueron los responsables del desarrollo de su enfermedad. Afirma que desde pequeño era "gordito" y no tenía un buen desempeño en los deportes, por lo que nunca se interesó en practicar alguno. En su casa su familia consumía comida preparada en casa, pero la mayoría de las veces estaba acompañada de refresco.
México ocupa uno de los primeros lugares en consumo de estas bebidas y junto con la comida chatarra, estos alimentos contribuyen al aumento de la obesidad entre la población.
Además las cifras de actividad física entre los adolescentes son bajas, pues el 40.4% de los jóvenes mexicanos realiza menos de cuatro horas de ejercicio a la semana y el 50% pasa más de dos horas diarias frente a la televisión, según la ENSANUT 2006.
“Ahora se consume más comida rápida que contiene una mayor cantidad de grasas saturadas, sodio y azúcares y todo esto hace que este tipo de alimentos contengan una gran cantidad de energía, que aunado a la falta de ejercicio causa que esta energía se acumule en los tejidos", afirma la nutrióloga y directora de la carrera de Nutrición y Bienestar Integral del Tecnológico de Monterrey, Rocío Espinosa.
Cambio de hábitos y enfermedades prematuras
Aunque antes de su incidente en la clase de deportes Ricardo no había presentado síntomas de otro tipo de enfermedades, ese acontecimiento sonó una alarma entre sus padres que decidieron que debía bajar de peso. Luego de inscribirlo en un gimnasio y consultar a un nutriólogo, Ricardo inició su nuevo estilo de vida a los 16 años.
Lo más difícil de eso fue romper con los hábitos a los que estaba acostumbrado, como comer dulces mientras veía la televisión, ingerir un número indefinido de raciones de comida hasta quedar satisfecho y adoptar nuevas conductas como realizar actividades físicas cuatro veces a la semana.
Después de 12 meses de muchos intentos, medicamentos y frustraciones al no ver cambios en su físico, Ricardo logró bajar de peso y desarrollar un estilo de vida más sano.
El cambio de hábitos es una de las tareas más difíciles que debe enfrentar cualquier persona que desee adoptar una alimentación más sana e integrar el ejercicio a su vida. De no hacerlo, corre el riesgo de que la obesidad puede disparar otro tipo de enfermedades como padecimientos cardiovasculares, hipertensión y diabetes en edades tempranas, y como consecuencia muerte e incapacidad prematuras.
“Antes existía la creencia de que la diabetes tenía una consecuencia en la vida adulta y sí la tiene, pero en realidad ya podemos observarla desde que son niños. Existen niños pequeños que presentan colesterol elevado, lípidos alterados en sangre, jóvenes con hipertensión arterial, ya no sólo es la acumulación de tejido graso, sino que también hay muchos cambios internos que pueden tener una consecuencia mas grave desde edades tempranas”, afirma Espinosa.
La diabetes es una de las principales causas de muerte entre la población mexicana y cada año unas 64,000 personas mueren debido a ella, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población y la Secretaría de Salud. Aunque esta enfermedad está determinada por distintos factores, la obesidad es un factor de riesgo para desarrollar diabetes.
“El desarrollo de la diabetes depende en gran medida de la predisposición genética, pero la mayoría de los pacientes obesos desarrollan diabetes en un plazo de 10 a 15 años”, según Espinosa.
El costo psicológico de la obesidad
La mayor motivación que Ricardo tuvo para decidir continuar con una alimentación saludable y rutinas de actividad física regulares fueron los cambios que percibió en la escuela. Aunque dice que nunca le faltaron amigos, luego de bajar de peso dejó de ser el "gordito chistoso" y empezaron a tomarlo en serio.
Para Maite Sainz, psicóloga y miembro de la Sociedad Nacional de Psiquiatría ese es el mayor problema que causa esta condición.
“El mayor costo es el rechazo social, porque en la adolescencia lo más importante para ellos es pertenecer al grupo y sentirse queridos por los demás”
La mejor forma de tratar los problemas emocionales que puede causar la obesidad es mediante la aceptación propia.
“Para que un adolescente termine con estos problemas no es necesario que baje de peso. Le ayudaría, porque existe la cuestión real de pertenecer al grupo y cuidar su salud física. Pero debe aprender a aceptarse a sí mismo y conocer las otras características de su personalidad que tiene a su favor para poder desenvolverse, relacionarse adecuadamente y que conozca cuales son sus fortalezas y no solamente sus debilidades”, afirma Sainz.
Desde hace dos años Ricardo mantiene el estilo de vida que adoptó luego del incidente en su clase de educación física. A pesar que asegura que bajar de peso fue una de las cosas más difíciles que ha hecho en su vida, no dejará de alimentarse adecuadamente, pues dice no querer regresar a tener sobrepeso, especialmente en la adolescencia "donde lo único que importa es la apariencia".
Como él uno, de cada tres adolescentes mexicanos padece obesidad, lo que representa el 29% del total de la población joven, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 (ENSANUT). Esta enfermedad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en los tejidos que interfiere con el desarrollo físico de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la obesidad como una epidemia mundial, debido a que actualmente más de 300 millones de adultos y 42 millones de niños en el mundo la padecen y cada año mueren 2.6 millones de personas debido a ella, según datos de la OMS.
Las razones del aumento de las tasas de obesidad entre los mexicanos se deben a diversos factores. Entre ellos se encuentran: cambios en los hábitos alimenticios, poca actividad física y predisposición genética.
Cuando lo piensa, Ricardo cree que los hábitos de toda su vida y la falta de ejercicio fueron los responsables del desarrollo de su enfermedad. Afirma que desde pequeño era "gordito" y no tenía un buen desempeño en los deportes, por lo que nunca se interesó en practicar alguno. En su casa su familia consumía comida preparada en casa, pero la mayoría de las veces estaba acompañada de refresco.
México ocupa uno de los primeros lugares en consumo de estas bebidas y junto con la comida chatarra, estos alimentos contribuyen al aumento de la obesidad entre la población.
Además las cifras de actividad física entre los adolescentes son bajas, pues el 40.4% de los jóvenes mexicanos realiza menos de cuatro horas de ejercicio a la semana y el 50% pasa más de dos horas diarias frente a la televisión, según la ENSANUT 2006.
“Ahora se consume más comida rápida que contiene una mayor cantidad de grasas saturadas, sodio y azúcares y todo esto hace que este tipo de alimentos contengan una gran cantidad de energía, que aunado a la falta de ejercicio causa que esta energía se acumule en los tejidos", afirma la nutrióloga y directora de la carrera de Nutrición y Bienestar Integral del Tecnológico de Monterrey, Rocío Espinosa.
Cambio de hábitos y enfermedades prematuras
Aunque antes de su incidente en la clase de deportes Ricardo no había presentado síntomas de otro tipo de enfermedades, ese acontecimiento sonó una alarma entre sus padres que decidieron que debía bajar de peso. Luego de inscribirlo en un gimnasio y consultar a un nutriólogo, Ricardo inició su nuevo estilo de vida a los 16 años.
Lo más difícil de eso fue romper con los hábitos a los que estaba acostumbrado, como comer dulces mientras veía la televisión, ingerir un número indefinido de raciones de comida hasta quedar satisfecho y adoptar nuevas conductas como realizar actividades físicas cuatro veces a la semana.
Después de 12 meses de muchos intentos, medicamentos y frustraciones al no ver cambios en su físico, Ricardo logró bajar de peso y desarrollar un estilo de vida más sano.
El cambio de hábitos es una de las tareas más difíciles que debe enfrentar cualquier persona que desee adoptar una alimentación más sana e integrar el ejercicio a su vida. De no hacerlo, corre el riesgo de que la obesidad puede disparar otro tipo de enfermedades como padecimientos cardiovasculares, hipertensión y diabetes en edades tempranas, y como consecuencia muerte e incapacidad prematuras.
“Antes existía la creencia de que la diabetes tenía una consecuencia en la vida adulta y sí la tiene, pero en realidad ya podemos observarla desde que son niños. Existen niños pequeños que presentan colesterol elevado, lípidos alterados en sangre, jóvenes con hipertensión arterial, ya no sólo es la acumulación de tejido graso, sino que también hay muchos cambios internos que pueden tener una consecuencia mas grave desde edades tempranas”, afirma Espinosa.
La diabetes es una de las principales causas de muerte entre la población mexicana y cada año unas 64,000 personas mueren debido a ella, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población y la Secretaría de Salud. Aunque esta enfermedad está determinada por distintos factores, la obesidad es un factor de riesgo para desarrollar diabetes.
“El desarrollo de la diabetes depende en gran medida de la predisposición genética, pero la mayoría de los pacientes obesos desarrollan diabetes en un plazo de 10 a 15 años”, según Espinosa.
El costo psicológico de la obesidad
La mayor motivación que Ricardo tuvo para decidir continuar con una alimentación saludable y rutinas de actividad física regulares fueron los cambios que percibió en la escuela. Aunque dice que nunca le faltaron amigos, luego de bajar de peso dejó de ser el "gordito chistoso" y empezaron a tomarlo en serio.
Para Maite Sainz, psicóloga y miembro de la Sociedad Nacional de Psiquiatría ese es el mayor problema que causa esta condición.
“El mayor costo es el rechazo social, porque en la adolescencia lo más importante para ellos es pertenecer al grupo y sentirse queridos por los demás”
La mejor forma de tratar los problemas emocionales que puede causar la obesidad es mediante la aceptación propia.
“Para que un adolescente termine con estos problemas no es necesario que baje de peso. Le ayudaría, porque existe la cuestión real de pertenecer al grupo y cuidar su salud física. Pero debe aprender a aceptarse a sí mismo y conocer las otras características de su personalidad que tiene a su favor para poder desenvolverse, relacionarse adecuadamente y que conozca cuales son sus fortalezas y no solamente sus debilidades”, afirma Sainz.
Desde hace dos años Ricardo mantiene el estilo de vida que adoptó luego del incidente en su clase de educación física. A pesar que asegura que bajar de peso fue una de las cosas más difíciles que ha hecho en su vida, no dejará de alimentarse adecuadamente, pues dice no querer regresar a tener sobrepeso, especialmente en la adolescencia "donde lo único que importa es la apariencia".
Fuente: mexico.cnn.com
Conoce las opciones que te ofrece la cirugía bariátrica para combatir la obesidad, incluso, a temprana edad:
No hay comentarios:
Publicar un comentario